domingo, agosto 14, 2011

Camp Hell.


Buceando por ahí me encontré con esta película de dos títulos, Camp Hope-Hell, cada uno de los cuales tiene su propia lógica, no se ha estrenado en las salas y podría catalogarse como filme de terror, aunque no es un terror al uso me ha parecido a mí. He querido traerla a este blog porque resulta como el reverso perverso de toda la peregrinación que estos días está pasando por mi ciudad, como anticipo a la JMJ de Madrid.
La película dice basarse en hechos reales, algo habitual cuando se trata de una historia un tanto absurda, y que ya hemos podido ver en otras películas de temática demoníaca. Habría que ver hasta dónde llega la realidad y dónde empieza la cosecha del guionista y director... El Camp Hope del título es un campamento cristiano para adolescentes, con una ideología que, al menos desde mi perspectiva, peca de integrista. Allí llega un chico aquejado de pesadillas en las que el Diablo le atormenta, y de visiones extrañas. A medida que se le va la pinza cada vez más, pide ayuda al sacerdote que dirige el campamento; mal encaminado, pues el cura ya ha enviado al manicomio a un antiguo asistente, interpretado por Jeese Eisenberg. El guía espiritual, obsesionado con la masturbación y los pecados de la carne, tratará de inculcarle un camino de pureza que se pierde por culpa, claro, de una tentadora Eva en forma de compañera de campamento, con la que el joven tiene relaciones sexuales, si estimáis llamar así a un magreo con frotamientos varios y pegajoso final. A partir de esa polución, esa falta, el Diablo ganará fuerzas y el Camp Hope se transformará en el Camp Hell...
Aunque la película me dejó impresiones enfrentadas, en conjunto creo que me gustó. Para mí el Diablo no deja de ser un producto de la imaginación, pero ciertos momentos me resultaron inquietantes. No obstante, el mayor terror es el que se desprende del hecho de que ideologías así existan en la realidad y puedan quebrar la entereza de ánimos jóvenes e inestables. No parece el caso de los peregrinos que han llegado este fin de semana, se los ve felices e incluso podría envidiar parte de su entusiasmo. Me parece bien que vayan a ver al Papa, no tanto toda la lista de privilegios en la que se ha convertido esta visita, una suerte de carta a los Reyes Magos que ha conseguido paralizar Madrid, motivo por el cual yo no pondré mis pies ahí hasta que no acabe todo el tinglado.
Mención aparte, por supuesto, merece la cabalgata de pelotas a la que vamos a asistir la semana que viene, entre ellos también los de este gobierno en el que hace tiempo que dejé de creer. ¿Alguien puede extrañarse de que pierdan, si no saben encontrar a su público? En León ya han perdido. El nuevo alcalde que han puesto dijo el otro día, si no leí mal, que debemos aprender de los peregrinos para luchar por los valores tradicionales. Si esas son las preocupaciones que reflejan las encuestas...

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