miércoles, marzo 30, 2016

Bubbles.



Hello, darling! I´m Bubbles! Champagne for everyone! Muy lejano parece ya el tiempo de Little Britain, ciertamente. Las burbujas, estos días, han sido las que han surgido en el hidromasaje del gimnasio al que me ha invitado con generosidad mi hermano Paco en Santander, al igual que a otras cosas. En el Metropolitan, gimnasio y spa, he intentado contrarrestar la tensión de estos días mediante el ejercicio físico, por un lado, y la sauna, la piscina y los masajes por el otro. Pardiez, menudo mes de masajes, y todos bastante diferentes. El de la ducha a presión, podría decirse que me taladraba la columna y me dejaba rojo el culo, pero mereció la pena. 


Hospital-gimnasio-ruta gastronómica. Todo se puede compaginar, quizá salvo el doctorado. Al respecto de este, mi mayor progreso ha sido leer un cómic llamado Maldita tesis, en el que me he sentido tan identificado que me ha proporcionado una buena dosis de carcajadas. Lo encontré en la librería Nexus 4, donde también tenían varios ejemplares de Las horas perdidas del amigo Víctor. Por primera vez en una tienda de este estilo, comprobé cómo había una pequeña sección de cómic LGTB y novela fantástica de esta índole. Incluso un manga gay, demasiado explícito creo yo para llevarlo al hospital. Aunque, para cultura nipona, el restaurante japonés al que volvimos a ir. Ahí tenéis mi plato principal, a mí que todavía me sigue dando bastante reparo el pescado...


La esperanza nunca ha flaqueado. Y sigue en lo alto, como esa vigía de la escultura de abajo. Todo se relativiza, ya lo dije, y todo se supedita a un fin mayor. El doctorado, esa inmensa catedral de varias cúpulas tal y como era reflejado en la novela gráfica que leí, debe aceptar su lugar en la jerarquía. Aunque, si el mes que viene finalmente presento mi comunicación como está previsto, espero que eso suponga que he vuelto a viajar a esta ciudad por una razón mucho más satisfactoria. Hasta entonces, y usando una metáfora a lo Susan Sontang en uno de los ensayos que utilizaré para aquella, solo cabe decir que vamos a seguir dando batalla. Mucha batalla. 


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