miércoles, junio 22, 2016

El Tren de la Bruxa Constrictor.




Ni siquiera en pleno proceso de elaboración de la tesis doctoral, esta especie de rito iniciático (como se califica en el manual El doctorando organizado) sin necesidad de matar tigres ni clavarse lanzas, debe perderse el espíritu infantil. Y mucho menos en época de fiestas, es por eso que ayer acompañé a mi hermano y mi sobrino (el más obvio destinatario) a la feria de San Juan y San Pedro, aprovechando que habían venido de Suecia. Sorpresa, más obvia todavía: un calor inclemente, 34 grados que suponen la máxima que he visto yo este año. A priori la feria abría a las seis, aunque lo tomaban con calma, viendo que la gente aún no se animaba a pasear por allá. Así pues, otro clásico: los chiringuitos de las asociaciones de vecinos e inmigrantes. Un momento, ¿y la jaima moruna? Ya el año pasado no me pareció verla y en este tengo la impresión de que se ha esfumado por completo. ¿Será por eso que decían de que tomar el té a determinada temperatura daba cáncer de esófago? Sea como fuere, me fiaría más de un té de menta que de algunos de los mojitos que venden por esos lares. Optamos por un clásico, la sidra, ahí podéis verme escanciado y he preferido no subir las fotos con filtros de snapchat, un invento que hasta ahora no me ha servido para nada excepto para echar unas risas (que no es poco). 


Sí, la verdad es que se han puesto de moda en la feria unos globos de formas totalmente inapropiadas, el mío no era el peor de todos, desde luego. Me lo dieron en la única atracción en la que me monté... El tren de la bruja. ¡Ya llovió desde la última vez! La bruja era bigotuda y se hacía acompañar de un arlequín diabólico que nos daba con un mazo (de plástico, algo de daño hacía), disparaba líquidos con una pistola, etc. Vaya, la atracción ha incorporado más elementos de los que yo recordaba, con su catálogo de tijeras gigantes, sierras y demás que, si no fuera porque estaban hechas en cartón, podrían recordarme a la saga Saw. Salimos indemnes de allí y, aunque era demasiado pronto como para que abriera la tómbola, sí que gané un par de premios en la máquina de ganchos, ese traga-euros, ¡y seguidos! Tras algún intento fallido, claro. Tarde lúdica y dulcemente regresiva, estampa de cómo voy alternando las fiestas con los últimos retazos al borrador de mi primer capítulo (borrador bastante avanzado, cabe decir; mi directora me aleccionó bien). Tal vez haga falta volver en una visita nocturna, que suelen tener mucho encanto. ¡Veremos si encaja en el planning! 

No hay comentarios: