martes, junio 07, 2016

Libros paralelos.

Durante mi breve estancia en París, que realicé como un simple turista más, estuve en un hotel que, si no llegaba al gran lujo, se quedaba a las puertas. Mi permanencia allí fue como cliente, no como lavaplatos, a diferencia de las experiencias personales que relata George Orwell en Vagabundo en París y Londres, libro cuya lectura debo a la recomendación del buen amigo Oli, que no suele fallar en sus consejos. El relato de Orwell resulta un baño de humildad para cualquier escritor, sea célebre o desconocido: pese a las condiciones poco menos de esclavitud en las que vivió durante un tiempo, el autor al menos pudo sacar inspiración para escribir una obra que no ha perdido en intensidad y actualidad. 
¡Ni tanto! Salvando las distancias, recordé un libro que leí la primavera pasada, acerca del joven español con premio fin de carrera que se dedica a fregar váteres (aunque no solo eso) en Londres. Comparando su experiencia con la de Orwell, ya podía darse con un canto en los piños. En todo caso, en una carambola posmoderna típica de los tiempos que corren, el libro de Sobradamente preparado... en realidad surgió a partir de un minúsculo tweet que se convirtió en viral. Orwell no hubiera soñado con esto, aunque en 1984 se acercó un tanto. 
Con doctorado o no, a mí no me importaría lavar platos en el extranjero si hubiese que rascar de donde fuera, pero, viendo la evolución de este curso, no parece que vaya a ser necesario. Tan solo me gustaría adquirir algo más de experiencia dando clases de español, por eso de desarrollar la especialidad y tal... En todo caso, ya he comenzado la redacción en sí de la tesis, y por ahora va a un ritmo muy adecuado. Usaré la obra de Orwell como motivadora y, ejem, empoderante, si se me permite el palabro que se me ha pegado escribiendo mi investigación.

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