jueves, junio 30, 2016

Orgullo Friki, también.

  
De un Orgullo a otro. Y no es que sea el Día del Orgullo Friki (eso ya pasó), pero sin duda mucho de eso se ha podido ver en el festival Metrópoli de Gijón. Ya me había ambientado con el libro Orgulloso de ser friki, del Señor Buebo (como suena) y, como sea que no estoy seguro de si el próximo verano estaré en Asturias, debo aprovechar ahora para ver eventos en los que no he estado. En todo caso, me pregunto si habrá un Día del Orgullo Friki LGTBI. Seguro... Está todo inventado. Yo, que solo soy medio friki, sin llegar a la pata negra, desde luego que no hice cosplay, pero sí elegí una camiseta con mi superhéroe favorito, Hulk. La foto refleja mi versión customizada, vía cómic.



Primero, Expo Star Wars, con infinidad de piezas de todo tipo. El pabellón principal era, francamente, un sacacuartos con puestos de toda índole. Yo no caí en la trampa, tan solo me traje como recuerdo un imán para la nevera y un champiñón del Super Mario con la gorra de Luigi. Para que le de vidilla a la habitación... Vi disfraces de todo tipo: Pikachus, lolitas manga, guerreras con un hacha más grande que yo, un Darth Maul, aunque sobre todo me hizo gracia un tipo con una camiseta de la Mordor University. En contra de posibles tópicos, el sitio estaba repleto de chicos guapos y chicas guapas (no todos frikis, imagino). Cuando vi a uno que encajaba de sobra en la descripción de manual de friki (obesidad cuasi mórbida, chándal, gafas, mochila cutre), me hubiera tentado hacerle un homenaje allí mismo. Yo no llevaba un atuendo llamativo, pero me abordaron unos chavales que hacían una encuesta o similar para youtube. De cómics no tengo ni idea, aunque de cine algo manejo, así que desde luego que acerté quién es el director de The Avengers. No les pregunté en qué canal va a salir esto. Bueno, tampoco me importa demasiado.



No hay que descartar que en alguna edición posterior, de esta o cualquier otra feria, asista vestido de Edgar Allan Poe. Ahí sí que sería carne de selfie. De hecho, frente a la playa había una tienda que vendía un muñeco de Poe. No lo compré, en esta ocasión. Dos chorraditas en una tarde son suficientes, la tercera en una próxima visita. No me quedé al concierto de Mago de Oz (tampoco lo hice en la noche de San Juan), ye lo que tiene vivir en Oviedo, si se sale de fiesta por Gijón o se pilla el búho o el primer bus de la mañana. Tras el paréntesis freak (que, por cierto, continuará el próximo mes con el Celsius de Avilés y quizá el Level Up de León, en los que nunca he estado), no queda más remedio que comenzar julio organizándose. El tribunal de seguimiento se acerca. Que la Fuerza nos acompañe.

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