martes, septiembre 27, 2016

Re-Mateando.


 San Mateo, pese a que solo lo disfruté en su segunda mitad, perfectamente aprovechado. Y suerte que solo fue la segunda mitad, porque si no se habría caído ya en el exceso. Ni un extremo ni otro... Desde el comienzo de mi estancia en Oviedo, tuve la suerte de encontrar un piso estupendo y de conocer gente, pero, en determinados momentos, he notado un cierto déficit social. Pues bien, este ha sido dinamitado en la última semana, en la que he salido todos los días por Oviedo, a excepción del sábado, con el breve viaje a Ribadesella. No me puedo quejar, desde luego. Da la impresión, irónica, de que el a priori último curso del doctorado, aquel en que debiera encerrarme más por una buena causa, va a ser el que más recursos va a plantearme para salir de casa. De todas maneras, hay locuras que no podré repetir muy a menudo, a riesgo de alcanzar resacones como el del miércoles (no tan duro como los de otros tiempos). Además, lo llevé mejor con un bollu preñau en la Mateína, como se puede comprobar. El concurso (internacional) de tortiella que vimos luego fue, cuando menos, peculiar.



 El viernes, Día de la Bisexualidad, el Topu apareció así decorado y aproveché para retratarme con ese fondo para enviar la imagen a Xega, el colectivo que ha dispuesto esta campaña. Con sitios así da gusto. Esos días seguimos descubriendo nuevos lugares y viendo parcialmente algún concierto, como el de Sweet California, pleno fervor adolescente (y pre-adolescente). Se siguen resistiendo las dos calles amargas, en modo ya casi chistoso. Penetramos el umbral de la Batcueva, quizá demasiado pronto. Todavía estaban adecentando la cueva y cabe decir que no nos hicieron demasiado caso. Sería por la hora, o porque igual les sobran los clientes. Pese a todo, ya habrá ocasión de volver y degustar sus dudosos brebajes.



 El paréntesis de la estancia en Ribadesella me gustaría reseñarlo en otra entrada, terminaré ahora el fin de fiesta como lo empecé, con uno de esos incombustibles mojitos en chiringuito. Con azúcar moreno y lima, no está mal, hay bares en Madrid mucho más caros donde le ponen limón y azúcar blanco. Ejem. Ayer, día en el que ya iba a comenzar un (muy breve) período detox tras volver al gimnasio y spa, tuve la alegría de recibir la segunda visita de un amigo llegado desde León, en este caso Ricardo. Fue breve, pero la Ruta de los Vinos volvió a ser un lugar de inexcusable visita. La tierra norteña, antes del winter is coming, se engalana de fiestas: cuando acaba san Mateo, viene san Froilán. Pues eso, y un breve viaje pendiente desde el verano. Es todo lo que necesito para el tercio final de mi investigación, sin prórrogas indeseadas. No se cómo terminará el curso, pero este comienzo me ha parecido excelente.



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