sábado, junio 02, 2007

Moleskine de un viajero en USA. Episodio XVI.


REGRESO A LA DURA Y SUCIA REALIDAD

O bien regreso a Ítaca, que es una frase que a Oli le gusta bastante. Pero no es de Odiseo la tarea a la que debo enfrentarme a mi vuelta, sino más bien propia de Hércules, si una de sus doce pruebas fue limpiar unos establos, a mí me toca limpiar este piso del barrio del Pilar al que he retornado fugazmente, y que resulta del todo obvio no se asemeja al Galleria Park Hotel, ni al apartamento de Paco en Bethesda, puede que ni siquiera estuviera a la altura del motel de las colegialas hormonadas. He recibido el sumo mandato de nuestra casera, alterada que no histérica, y la cuestión es que tenía tan claro que este episodio iba a verse proyectado que no me ha sorprendido en absoluto su reacción. Tú y yo lo sabíamos, otra expresión a la que suelo recurrir con Nacho, aunque creo que él en esta ocasión no intuía lo que sus obras y sus no-obras iban a desatar. Tercer dicho popular: No se os puede dejar solos. Por no tener no tengo ni una cazuela limpia donde calentarme un té, por eso aprovecho que tengo de nuevo teclado español para escribir una palabra de lo más apropiada: ¡Coño!
Si es que es aterrizar aquí… El vuelo de regreso se me hizo ligeramente más pesado al ser nocturno por mi incapacidad de dormitar bien, aunque al principio me entró la modorrilla por la suculenta cena que nos habían preparado los de Air France, de la que quise excluir el champagne, primero porque no tenía a nadie a mano con quien brindar por volver a la vieja Europa al grito de ¡Champagne for everyone! Y las burbujas subiendo hasta el cerebro no debían casar muy bien con el jet- lag. Había un adolescente dando cada poco golpecitos en el respaldo de mi asiento, supongo que no lo hacía a propósito pero luego me sorprendí cuando nos bajamos, era un chaval bastante parecido a Ludwig Gaveston, con su melenita rubia, e iba acompañado por su hermano mayor, más alto, sanote y de pelo corto, y el patriarca, un Dartagnan envejecido cuyos longos y blondos cabellos empezaban a clarear, y cuya perilla aristocrática y americana, a juego con la que llevaban los vástagos, les hacía parecer un grupo de la elite, con su bilingüismo anglofrancés, si se hubiera dado una catástrofe tendríamos que reservarles un sitio en el bote salvavidas. Perdí de vista a aquellos genes afortunados donde los pasaportes, ya estaba en París, pisando por primera vez suelo francés. ¡Qué ganas de cantar la Marsellesa, como en aquel biopic sobre Edith Piaf que vi en el avión! Como en Nueva York, mi estancia parisina se limitaría al aeropuerto y al Dutty Free. Por suerte la espera fue más breve, y como suele pasar en estos vuelos de conexión, el cacharro que nos llevaría al fin hasta Madrid era un aerobús, y como su propio nombre indica no se prodigaba en comodidades. Poco importó. Al igual que al llegar a Dulles, se me hizo en cabecear y tomar una bebida. La azafata nos dijo que habíamos llegado al aeropuerto de Bajaras, y más que el error gramatical me hizo gracia en el sentido de que nunca más que entonces había tenido tantas ganas de bajar de allí. Todo había salido cuasi perfecto en el viaje, tan solo podía enfrentarme ya a la posibilidad de que no apareciera mi maleta por la cinta. Sí lo hizo. ¡Pero coja! Sí, amigos, mi bolsa, que aún no había cumplido ni un mes, perdió una rueda en acto de servicio, en parte debido a la excesiva carga con la cual saturé su espacio, en parte por las me imagino torpes manos que la habrán transportado océano a través. No puse una reclamación por el desmembramiento. Pudo más el cansancio que la necesidad de reparar a ese bulto de saldo proveniente de Alcampo.
Establecí cuartel general en mi antiguo piso de Manuel Becerra, imaginando que este sería territorio comanche, y acto seguido me eché la siesta más larga de la que tenga recuerdo. En realidad fue una mezcla entre siesta y horas de sueño nocturnas, interrumpida por la llegada de Claudia, con la cual cené y comencé el ineludible ritual de enseñar fotos y más fotos. Con este horario tan inusual es normal que antes del amanecer ya me hallara más que despierto. Así que a rememorar mis conocimientos del barrio. Desayuno, noto que el hecho de que en Estados Unidos el fumar en cafeterías fuera restrictivo era una diferencia bastante notable respecto a aquí, vuelta al clásico Super Sol para comprar viandas con que hacer un arroz a lo receta de nuestra familia. De vuelta en casa, furibunda llamada prevista en la bola de cristal, preparación de bártulos para la tarea, papeo y aquí estoy, contento porque creo que hoy es el único día del mes que me toca hacer de chacha. ¡Si es que con estos viajes burgueses voy a acostumbrarme mal! Que le vamos a hacer. Aprovechemos lo bueno mientras podamos, que todo tiene remedio menos la muerte, y el sentido del humor nunca va a faltar, como bien lo demuestra la foto. A fin de cuentas, si esto se parece a la cienaga de Shrek, bueno era escenificarlo.
Hoy no hay más tiempo para reflexiones. Quizá en la versión del director.
Que el gobernador de Libia, el de California, y la fuerza estén con todos vosotros.

FIN

3 comentarios:

Anónimo dijo...

BACK TO BATTLE....

VEO K TE LO HAS PASADO EN GRANDE...

MISSION ACOMPLISHED.

OLI

Luis dijo...

Wenas Oli, pozi, mision cumplida. Mañana me imagino que trabajas, aunque estaria bien vernos. Tambien tengo souvenir para ti jaja. Pero bueno, si no hablaremos por aqui as usual.

ciao

Anónimo dijo...

menuda "aventurita", a ver si un dia sale a la luz con mas reflexiones profundas.

Me lo pase muy bien, Luis, hasta la proxima!

Paco