miércoles, abril 07, 2010

Caesar Augusta.

Dejemos descansar a la capital por ahora, el tercer y, seguramente, último viaje de este cuatrimestre será a Zaragoza. Me voy mañana, así aprovecho estas raras vacaciones de Semana Santa que no han caído en Semana Santa. Es un viaje importante para mí, de ecuador del cuatrimestre y me atreviera a decir que incluso de ecuador de la carrera. Viene a compensar ese otro, de características similares, que no hice en diciembre debido a los trabajos y, remontándonos más en el tiempo, el de la primavera pasada que, del mismo modo, deseché por un examen de fecha incierta. Respecto a lo que escribí en este blog en diciembre sobre el viaje, sigo pensando lo mismo (aunque confieso que no recuerdo demasiado), pero ahora las circunstancias han cambiado un poco. Además, me lo puedo permitir. Ahora mandaré el trabajo pertinente por correo, y en general voy bien de tiempo. Cuando regrese, me restará un mes y medio de curso a modo de recta final, tras el cual ya podré asomar el hocico de nuevo, y no me olvido de un pequeño y crecido garbanzo al que debo visitar...
Por este trabajo, quizá más extenso de lo necesario (más vale que sobre), por los compromisos sociales de estas fechas y por el viaje es por lo que no he proseguido con la novela, pero estoy deseando hacerlo. A todos aquellos que habéis leído alguna o las tres entregas colgadas, en primer lugar quiero mostraros mi agradecimiento; en segundo, pido paciencia porque hasta el verano no será fecha en que pueda escribir prácticamente a diario. Si el resultado es óptimo, no importará la espera... Gracias también, con más razón aún, a quienes siguen mi blog poético, del cual también querría acordarme luego aunque no creo que sea posible. Confío en que esta ruptura de la rutina que me dispongo a hacer sirva para airear mis musas y que vuelva fresco para el trabajo y la creación. Como diría el propio Caesar, alea jacta est.

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