jueves, octubre 28, 2010

Ventajas y desventajas de la masificación.


Últimamente, con el desarrollo de la novela no estoy teniendo mucho tiempo para comentar cómo está siendo el inicio del cuarto curso. Por lo general, muy bien. Somos pocos (si bien ello depende de la asignatura) pero aguantamos. No han logrado cerrarnos el chiringuito, pero sí boicotear un poco esta privilegiada situación que gozamos en plenos tiempos de crisis.
Ya he comentado alguna vez las ventajas que alberga el ser una clase reducida, algo que no hubiera sucedido de haber continuado en la Complutense. También las tiene una clase masificada, pero sobre todo para los malos estudiantes. Con un número amplio de alumnos, es posible resguardarse en un rincón para dormitar o leer el periódico. Aunque, para estar en ese plan, mejor es pirarse la clase, suponiendo que al profesor le será más difícil reparar en esa ausencia con una lista de decenas de matriculados. En mi primer año en Madrid yo adopté este plan perezoso, y las notas fueron asimismo perezosas. Desde luego que el cambio a León me ha venido muy bien. Este curso aún no he faltado a clase y, pese a ello, cada vez se me pasa más rápido.
¿Desventajas? Bueno, en Madrid había más masificación y, por tanto, más variedad de elección. Allí podría haberme licenciado por la rama de Literatura Universal y Comparada, como sería mi deseo. Allí había un ramillete de asignaturas optativas, algunas bastante pintorescas, que en mi facultad ha sido castrado sin piedad. He tenido que recular con dos materias y las dos, casualmente, de literatura, aunque es de justicia decir que en años anteriores también algunas de lengua no han podido ser cursadas. Así las cosas, me he visto obligado a sustituirlas por otras en las que la posibilidad de éxito está más cara. Pese a todo, el curso está compensado. En el primer cuatrimestre hay siete asignaturas, pero la mayoría son de literatura; en el segundo hay cinco, pero la (gran) mayoría son de lengua. Ni por asomo voy a sacar los mismos resultados que en Tercero, momento en el que por alguna confluencia cósmica o más bien por una bendita confluencia de asignaturas pude alcanzar lo que imagino que será mi pico en esta titulación.
Al menos si baja el nivel no será por profusión de espichas ni pichadas de ese estilo, yo voy a intentar darlo todo de cara a futuribles becas que están un poquito más lejos por la poda que han realizado a la optatividad de este curso. Con ellas o sin ellas, creo que empleo habrá, aunque haya que buscarlo lejos. La novela seguirá, sea o no sea a trompicones, no todas las semanas seré capaz de colgar algo y en la presente lo veo dudoso, aunque no se olvide que tenemos un puente por delante. Tras la celebración de mi cumpleaños, de la que cuelgo aquí un par de fotos, procuraré tomarme estos días un poco más relajados, pero relajados en el sentido de ahorrar energías para trabajar, como una abejita, un poquito por aquí y un poquito por acullá.

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