sábado, febrero 05, 2011

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Han pasado once días desde el primer examen, y todavía no se ninguna nota. Llegarán todas de golpe, como suele suceder, y mientras sea para bien... El de ayer fue estupendo y, antes de empezar con el del lunes, el benjamín en cuanto a tamaño, voy a pasar como una cortinilla con algunos anuncios fílmicos. Me relaja bastante ver películas tras una jornada de estudio pero, eso sí, tengo menos paciencia con las que no me gustan.
- La trampa del mal: es el primer capítulo de una trilogía de terror. Y digo capítulo porque parece un capítulo de serie, algo extendido, por su brevedad y entretenimiento. Al final, el mensaje se resume en que, aunque exista el Diablo, tenemos suerte porque también existe Dios. Como no creo ni en uno ni en otro, empiezo a encontrar ridículas esas personas a las que disfrazan con lentillas y una voz de fumador empedernido.
- Amor y otras drogas: propaganda negativa. Esta ni la acabé, y hacía bastante que no abandonaba una película. Culpa mía, porque no me gusta este género. Aguanté media hora. Para empezar, no me creo al protagonista. Lo hizo muy bien como vaquero gay o bisexual (según la interpretación de cada cual), pero, tras romper un estereotipo, ahora recae en uno de brocha gorda, un hetero a lo Don Juan Tenorio, que seduce a las mujeres, da igual la edad, con dos o tres frases de vendedor de enciclopedias, despertando toda clase de mohínes y melindres descerebrados. Es cierto que Jake (apellido impronunciable) ha hecho un gran esfuerzo físico para la película pero, para gustos... Al margen de que no me convenza, lo encuentro muy cargante. Quizá no valga para la comedia, como tampoco vale el director, poco curtido en este terreno. Tras algún momento bochornoso, como la convención de comerciales de pastillas con una coreografía de ¡La Macarena! (a estas alturas...), aparece Anne Hathaway, con la que ya formó pareja en Brokeback, haciendo de marido gay con tapadera o de marido bisexual (según la interpretación de cada cual). El papel de ella es de una tía enferma y a priori cabreada, que, sin duda, acabaría cediendo tras diez minutos de filme. No se. Si alguien aguantó hasta el final ya me contará qué pasa con el ninfómano y la chica con párkinson.
- Déjame entrar: la mejor película de las tres. Pero, claro, es natural. La original era muy buena, y el director se ha limitado a calcar los planos, metiendo alguna secuencia nueva. La pregunta es: ¿era necesaria esta versión? Respuesta: no. Como resulta obvio, la diferencia más grande es que una tiene ambientación sueca y otra ambientación americana. Me quedo con la sueca.
Y ahora os dejo, me meteré con ciertas chapas medievales, por suerte breves. Dentro de un par de días acabaré los exámenes del cuatrimestre, que no los del mes.

1 comentario:

Hopewell dijo...

La trampa del mal no me apetece. No sé por qué, empiezan a darme pereza ese tipo de películas de pseudo terror... con lo que me gustaban antes...
Jamás en la vida se me ocurriría ver Amor y otras drogas, porque ya desde que vi el trailer supe que era uno de esos dramones disfrazados de comedia romántica y llenos de empalago y situaciones pseudo tristes. No sé por qué se ha puesto de moda Anne Hathaway porque a mi me parece bastante fea. De hecho, ¿ES QUE NADIE SE DA CUENTA DE QUE EN EL TRAILER DE ESTA PELICULA, DESPUES DE QUE JAKE GYLLENHALL DIGA "TIENE UNOS OJOS PRECIOSOS" TE PONEN UN PLANO DE ELLA EN EL QUE SALE BIZCA?
¡¡¡BIZCA, POR EL AMOR DE DIOS!!!

Y respecto a "Déjame entrar"... la sueca me pareció un coñazo que te cagas, con ese ritmo tedioso, esos planos vacios en los que no pasa nada, esa historia que no parecía avanzar... Aunque amé la secuencia de la piscina. Pero vamos, que paso de ver la americana.