domingo, mayo 03, 2015

Jardines en la niebla.



Cierto, León es una ciudad repleta de cafeterías, bares, pubs, etc. Pero no todos tienen el mismo significado, claro está. Cuando alguno especial cierra, sientes que se esfuma en la niebla, niebla como la que había hoy en el monte, parte de la memoria asociada a los buenos recuerdos relacionados con el mismo. Ayer me sucedió. Un lugar que ha dejado un reguero de instantes memorables desde hace siete años, de repente convertido en otro bar de tapas más. No más motivos literarios en las paredes o en estanterías donde podías hallar, y llevarte, un volumen de los Ensayos de Montaigne (aquí mismo lo tengo). Tan solo una estética de jardín, si bien percibía más vida allí antes de que se desplegara toda esa vegetación ficticia. Es curioso, pero nunca suelen cerrar los bares en los que nos han tratado de una forma bastante mejorable. La mala yerba...
Cafés de vida propia, como uno que ayer permanecía huérfano de clientela, y eso que era la jornada que más echa a la gente a la calle en la ciudad. En este caso, dudo que vaya a cerrar la trapa para siempre, ya son muchos años y muchos tertulianos (y polemistas) fieles. En fin. ¡Ley de vida! Todavía tengo que encontrar sitios así en Oviedo. Lugares con encanto. Un encanto que nunca se perderá del todo, pues hemos dejado parte de nuestras vidas en ellos. 

No hay comentarios: