martes, mayo 19, 2015

Un día de suerte.

Ayer asistí al curso de Propiedad Intelectual de forma íntegra y satisfactoria. No fue así la semana anterior, cuando me esfumé a media jornada porque me habían metido prisa con el trabajo de la  nota menguada, la cual no se si se habrá convertido en brote verde o no. A pesar del adelanto en la fecha de entrega, una semana después todavía no se nada de la misma. En todo caso, tuve suerte. El profesor, viendo que el alumnado también iba menguando tras la primera y la segunda pausa del lunes anterior, ayer pasó lista dos veces. Cosas de completar los veinte créditos para la formación transversal. Yo los completaré con mucho gusto y otros veinte más en junio, pero lo cierto es que la gente del doctorado suele moverse en horarios bastante prietos, entre las actividades asociadas al mismo y el trabajo necesario para subvencionarlo. Demasiado como para tirarse toda la tarde allí aunque yo, por fortuna, sí me lo puedo permitir y saco provecho de ello. 
Suerte de reencontrarme con un viejo amigo, el único de estas características que tengo en Asturias. El resto de gente que he conocido, ahora mismo, anda también liada con asuntos académicos o laborales. El sábado no pudimos coincidir en Gijón, tras mi periplo playero, pero qué duda cabe de que en el próximo verano alguna ocasión habrá de pasar buenos momentos en estas ciudades tan cercanas. Incluso tuve suerte de ver una profecía cumplida cuando al llegar a casa, ya algo tarde y por casualidad, vi cómo estaban poniendo un vídeo protagonizado por un conocido mío. Cuando lo vi en el ordenador, pude comprobar que era demasiado bueno como para que fuese desaprovechado por el programa en el que salió. Me vino a la mente la reflexión sobre la fama de Warhol, y otra sobre qué hubiese sucedido si algún vídeo de Vagos y Maleantes hubiese acabado en la tele. Eso, según el vídeo, podría haber sido una suerte o una desgracia. 
Ya dije que la campaña electoral, al menos, servía para echarse unas risas. Cada cual usa las herramientas que tiene el alcance, ya sean partidos humildes u otros no tan humildes, como el que esta mañana me metió un folleto en el buzón, a todo color, que parece un catálogo de Ikea. ¡Luego no hay pasta para becas! No solo por el voto iré a León, llevo medio mes sin pasarme y ya tengo ganas. Aprovechemos las circunstancias, que si luego toca currar más lejos (como parece), esto no será cosa de cada quince días. 

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