miércoles, septiembre 23, 2015

Otoño pisando fuerte.



Hoy hay muchas cosas por celebrar. El Día de la Bisexualidad, sí, el primero, aunque siga teniendo una repercusión bastante escasa en los medios. Ha coincidido, por otra parte, con el fin de uno de los veranos más calurosos que se recuerden, si no el que más. Ya solo por eso merece la pena dar la bienvenida a la nueva estación, aunque es cierto que aquí en el norte los efectos de la ola de calor se han mantenido bastante al margen. No se si por todas esas celebraciones, el caso es que hoy no estoy haciendo casi nada respecto a la tesina. Una tutoría bailonga, mañana parece ser la fecha final, me ha hecho esperar para las últimas correcciones de aquella. Y, entre tanto, he procurado comenzar otoño con la mayor de las energías, al ritmo de una versión dance de Yo quiero verte danzar, de Battiato, en el gimnasio. Podría declararse un sacrilegio, pero no en ese contexto. Si yo seleccionara la playlist, se pincharía a diario, pardiez. Por otra parte, ahora que Halloween se acerca y este año tengo una compañera de piso que lo ha vivido con plenitud, he comenzado a ver con ella una serie que, de forma inexplicable, se me había escapado hasta ahora pese a que llevo un buen tiempo queriendo verla: American Horror Story. Hala, un empacho de cuatro temporadas antes de que empiece la quinta. Supongo que mis buenos resultados en la carrera pudieron deberse a que siempre fui más de películas, que duran menos... En todo caso, la tradición no decae. El otoño pasado ya vi alguna peli de terror ochentero con el primer amigo que hice aquí, y ahora vuelve la sangre y los gritos al salón, en este piso que, por fortuna, no parece encantado. Supongo que es demasiado nuevo como para albergar una historia con tropecientos crímenes, como ocurre en la serie. Y, tras tres meses viviendo solo, imagino que algún fenómeno extraño me hubiese llamado la atención. En fin, antes de que su lectorado y mi doctorado nos pongan las pilas, aprovechemos para estos sanos rituales de horror, en esta casi siempre encapotada ciudad. Confío en que de verdad el otoño haya supuesto una inyección de dinamismo, porque de eso voy a necesitar bastante hasta que finalice el mes. 

No hay comentarios: