lunes, septiembre 07, 2015

Síntomas claros de inicio de curso.

El inicio del curso ya no es lo que era. Sin clases ahora, pero sigue habiendo síntomas claros que avisan de su comienzo. Desde hace tantos años, uno sería el arranque de la temporada de Cuarto Milenio. Durante la carrera no resultaba fácil quedarse hasta las dos de la mañana, como anoche, pero ahora, si bien las gestiones mañaneras siguen bastante presentes, por el momento lo de madrugar es optativo. Un inicio de temporada larguísimo, cierto es. Cuando ya había terminado el documental extramuros, con su emocionante desenlace, todavía restaba el programa entero, con su propio cierre, que también me resultó conmovedor pese a que, a esas horas, ya me había adormilado varias veces e incluso me había envuelto con la mantita. Esto último sí que constituye otro síntoma inequívoco del nuevo curso. Estaba enseñoreado, master of the house, hoy ya me toca compartir piso. 
La llegada de mi compañera y una nueva traba burocrática para la matrícula de la tesina (a este paso van a ser más arduas las gestiones que el hecho de terminarla), me distrajeron un poco del plan de trabajo, pero no lo llevo mal, máxime cuando estoy en la incertidumbre respecto a las fechas de cada trámite, fechas bailongas. Mañana es fiesta, pero eso no cambia nada. Ni siquiera sabía, hasta hace poco, que lo fuera, el Día de Asturias. Una gran suerte que en la biblioteca ofreciesen calendarios académicos, de lo contrario igual habría hecho el canelo otra vez yendo al gimnasio para verlo cerrado, como en aquel martes de campo cuya idiosincrasia todavía no he logrado comprender del todo. Lo haré a medida que me empape más del espíritu ovetense. San Mateo sería un magnífico marco para comenzar. El próximo día doce se cumple un año de mi primer viaje a Oviedo con motivo del doctorado, el primero de una larga terna. Quedé con mi tutora y casera de este piso (nunca imaginé que me sería tan fácil alojarme), luego cafetería en el campus viendo los periódicos con la Diada y demás, Gascona... Buen calor hacía, más o menos como el de hoy si te daba el sol de frente; a la sombra, fresquito y viento, un clásico de esta tierra. 
El curso pasado, con sus lógicas fallas que intentaré ir remedando, dio un balance positivo, y es por ello que estoy sentado aquí, en el mismo Pumarín, y ya he abonado la tutela académica correspondiente. Esta vez no empiezo in media res. Eso me da ánimos. Ahí están los síntomas, ahora a luchar por los resultados. 

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