sábado, octubre 31, 2015

Pumpkin Ending.



Llega Halloween, pero las calabazas ya se pudrieron, como esta de arriba, la mía, ya en estado de descomposición. Ye lo que tiene prepararlas dos semanas antes de esta fecha, y factores añadidos como la humedad, las corrientes, etc. Comenzaron a criar moho, adquiriendo unas muecas aún más escalofriantes, y ya no podíamos ni encenderlas por temor de que esa pequeña selva interna se prendiera, creando una atmósfera tóxica en el salón. En todo caso, cumplimos. Yo hoy no estoy en Oviedo, parece ser que mi compi y sus amigos lo celebrarán allí viendo una película sobre bruxas (no necesariamente de terror) y bebiendo algún brebaje. Sin abusar, espero, ese salón estilo Ikea todavía está demasiado nuevo, a diferencia de los de otros vetustos pisos de Vetusta. 
Yo no me iba a perder una de las visitas a España de mi hermano Paconcio, pardiez. Vale más que eso que veinte jalogüines. En mi caso, la tradición no es el trick or treat, sino el catarro otoñal, al igual que el año pasado. La pronunciación del francés, con sus sonidos guturales, no ayuda a relajar la garganta. Pero estoy contento, ya conjugué el presente del verbo ser y el profe dijo que tenía madera. ¡Y en solo seis días! Ya sabía yo que esa lengua iba a encajar bien en mi persona. Así pues, ya tengo excusa para no trasnochar, al igual que no lo hice la semana pasada. No importa, hay un puente largo por delante para la familia y amigos, a algunos de los cuales ya hace una temporada que no veo. Confiemos en que hoy no nos visiten los espíritus, pese a haber perdido ya la protección de las calabazas. 

No hay comentarios: