miércoles, abril 27, 2016

Nostalgia digital.


¡Agárrense las carteras! Hoy (al margen de que mañana tenga las jornadas doctorales) tocó excursión al rebautizado como Intu Asturias. No para mí, al menos no solo para mí, el caso es que quería comprar una colección de fotocromos de Martín, en exclusiva para la Fnac, que irán a engrosar el extenso fondo martiniano de mi hermano. No me he perdido por el Ikea esta vez, o San Ikea, según algún chascarrillo sobre la gente de León que aprovechó el día 23 para ir allí. Fui a tiro fijo a la cafetería para tomar un auténtico, por más que congelado, rollo de canela. Celebré así que he perdido todo el peso que gané en Santander (etc.) y me puedo permitir ese piscolabis.


Pasé luego a la Fnac, con la suerte de obtener la colección entera de ocho carteles que homenajean los que solía haber en los cines, ahora ya en bastante desuso. No siempre que voy allí termino saliendo con libros, pero en este caso salí con dos, compra bastante justificada. No me tentó el consumismo, pero reconozco que me picó el gusanillo al pasar por una sección que no es de las que más visito... La de juegos de ordenador y consola. Como motivo nostálgico, ahora ha salido el Heroes VII. Yo me quedé en el IV... No lo compré, no tengo pensado hacerlo y tampoco se si funcionaría en este portátil, por mucho que esté formateado, bla, bla. Por cierto, la primera versión del Heroes ya ha cumplido veinte años. ¡Sí que hemos crecido, Abrasadores! En cambio, me sorprendió ver que vendían una consola Mega Drive, en plan vintage pero actualizada, tan solo para enchufar en la tele y jugar. La tenía mi prima Car y, actualizando los precios, ahora está bastante económica, sobre todo teniendo en cuenta que viene con... ¡ochenta juegos! Algunos morralla, pero otros verdaderos clásicos que me chiflaban, como el Golden Axe, ese al que echaba cinco duros y otros cinco duros en las recreativas. ¿Caeré en esta regresión infantil freudiana, poniendo en riesgo de demolición el edificio de la tesis? El tiempo dirá, no lo descarto aunque, por suerte, se controlarme. Incluso si tuviera que jugar como un enano con un hacha más grande que él para repartir estopa, sin duda sería una verdadera válvula de escape para la tensión de la escritura, y mejor repartir leña virtual que no real, digo yo. 
Caiga o no caiga el juego, lo cierto es que, tras tantos años, me he sacado la tarjeta de la Fnac, en plan reconciliación después de que no me dejaran trabajar allí. Todavía recuerdo la absurda entrevista, con sus cuentos de globos a punto de hundirse y gente a la que tirar por la borda. Seguro que en este mismo blog me referí a ella en su día. Bueno, estoy a una o dos compras de amortizarla, así que no he perdido nada con hacerla... 

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