lunes, septiembre 03, 2007

Deja Vú: Crónica del disparate universitario. (1ª parte)


Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, aunque por lo que a mí respecta, podría caer cinco, seis, siete, las que hicieran falta. Cuando esta mañana visité el campus de la universidad Complutense, me dio la sensación como que esa película ya la había visto, más joven. Y es la pura verdad. Allí estuve matriculado hace bastantes años, y me reencontré con escenarios imborrables de mi memoria, como la facultad de Ciencias de la Información, en la cual no fui admitido pero al menos solía pasar allí a comer. La única novedad es que ahora han montado un comedero nuevo, al cual, según un edicto popular, están invitados todos los miles de homeless que pernoctan como pueden en Madrid. Es una iniciativa dentro de la acampada que se ha hecho en los jardines cercanos al metro, en protesta por la falta de acceso a una vivienda digna, y que aún sigue allí tras las amenazas de desalojo de este fin de semana. Mi meta final era la secretaría de la facultad de Filología, testigo de mis numerosos errores burocráticos, como el que hoy ha ido a engrosar la lista.
Porque mi intención primera, tras el naufragio de la UNED, era dar una segunda chance a la manera tradicional, con apuntes, clases y bla bla. Y lo sigo pensando. En lo que discrepo es en que sea esta la ciudad adecuada. Analicemos la situación. Ahora estoy en un Telepizza que me paga unos 230 euros al mes, sueldo que por cierto voy a tener que esperar cuarenta días hasta que me lo den desde que firmé un contrato que, ¡pardiez!, ahora que recuerdo tampoco he pedido. Muevo hilos para ver si me readmiten tan solo de sabadero en el Corte, no por nostalgia, sino por un estipendio más magro. Si yo quiero vivir con 230 euros al mes en Madrid, lo mejor será que me agregue a la comunidad de los No vas a tener casa en la puta vida en los jardines complutenses. Así que creo que voy a esperar un último curso, hablando en términos académicos, por si me surgiera algo de verdadera enjundia que justifique el altísimo alquiler de esta capital. Y si no, mejor la termino en León y, si quiero regresar, al menos que lo haga como licenciado, y si luego tengo opción de seguir con locuras audiovisuales, pues tanto mejor. Ya estoy cansado. Han sido ya casi una década de dimes y diretes estudiantiles a lo largo de tres ciudades, algo que intentaré exponer a groso modo, no apto para estómagos sensibles.

1) La gran puta de la selectividad me arruinó desde el principio. No diré que 7,3 sea mala nota, pero podría haber sido mejor. Yo he sacado siempre sobresaliente en Inglés, he estado en Inglaterra y Estados Unidos y ahora mismo estoy leyendo un libro en inglés. Pues la primera vez que suspendo es en selectividad. Si esto fuera un país civilizado, serían las propias universidades las encargadas de delimitar sus pruebas de acceso.
2) ¿El cursillo de guión de Septima Ars? Bueno, no estuvo mal para empezar. Que queréis, para 300 horas, que ni siquiera llegaron a cumplirse íntegras. Pero a mi juicio fue una buena toma de contacto con el audiovisual.
3) Amenábar me jodió a la manera inconsciente, porque de lo contrario mí no poder comprender cómo es que la nota de corte de Comunicación Audiovisual de la Complu se puso en 7,6, fue su efecto de niño prodigio ( y sobrevalorado) el que ha hecho daño a toda una generación de ilusos. Esto no lo digo yo, lo dijo Gonzalo Suárez o algún otro jerifalte de la inexistente escuela. Por tres míseras décimas me quedo fuera. Y otro patinazo me impide acompañar a Hopewell en la misma carrera en Aranjuez. ¿Opción? Filología, comenzando cuando el curso ya lleva veinte días.
4) ¿Me quedé allí a seguir la carrera con el alegre grupo de Juanis que tenía por compañeras? Saqué buenas notas, pero no. Quería insistir en Comunicación, esta vez en Fuenlabrada, la Rey Juan Carlos. Obtuve plaza. Y ocurrió. En la terrible residencia del barrio de Salamanca en la que malvivía, un poltergeist se apoderó del aparato de radio y, mediante la transmisión de Luis del Olmo me informó de la creación de una escuela de cine en Ponferrada…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Curioso, la unica vez que he suspendido en ciencias fue en la selectividad (saque un 2 en biologia!).
Ya ves, el mundo al reves para los dos.
paco