No habrá hoy reportaje fotográfico. Lo reconozco, he sido demasiado vago como para llevarlo a cabo. Mis modelos humanos no han sido retratados, algunos por despiste, otros por pereza, otros no estaban preparados para posar. Pero bueno, como esta es una ciudad a la que pretendo volver con cierta frecuencia, pues tampoco pasa nada.
El viernes por la noche, fatigado del viaje y las clases, me limité a una esperada cena con el único amigo a quien no podré ver por Navidad: Oli, que también alude a esta quedada en su blog, no se si fue buena opción el Wok Take and Away o algo así, le doy la razón de que en los genuinos chinos el rollito y el arroz tienen más saborcillo, sea o no por la grasa en la que los fríen. En fin, de vez en cuando es preferible hacer una comida vegetariana y saludable, y ya para la próxima vez podremos visitar los orientales de tradición en la calle Hortaleza, que tan buenos recuerdos me traen.
Las personas se imponen a los museos. Ya véis, de las tres exposiciones planeadas no ha salido ni una, pero al menos descubrí otra, de la que había oído hablar bastante y que tenía guardada en algún recoveco de la memoria. Una muestra que, en el momento de su estreno, fue tachada de blasfema, y por más que yo traté de buscar aquellas obras que despertaron las iras católicas, nada de nada. Quizá ya las hubieran retirado, que el ayuntamiento de Madrid irá por libre pero no tanto como para colocar algo que despierte las iras integristas en el mismísimo corazón de la plaza de Colón, que se ha convertido en una especie de Lourdes de la carcundia, como se mostrará después.
Es lo malo de vivir en el barrio del Salamanca. Que das la vuelta a la esquina, y te encuentras a César Vidal firmando libros en el Corte Inglés de Goya. Que los de la COPE son gilipollas, por si alguien tenía alguna duda, es algo que ya pudimos comprobar la semana pasada, cuando en una falsa entrevista soltaron el bulo de que Paulina Rubio iba a incoporarse a La Oreja de Van Gogh, y por la mentirijilla casi me da un infarto, porque la Paulina lo único que podría cantar de la Oreja sería la ranchera que cerraba el último disco. Pero lo que más me irrita de ese señor no es su ideología, sino que maltrata el concepto de literatura. Vamos a ver, si tú tienes un programa de radio, y luego te limitas a cortar varios guiones de dicho programa y los pegas en papel, entonces no tienes un libro, si acaso una recopilación de editoriales radiofónicos. Si coges una colección de cuentos tradicionales de toda la vida, y te limitas a ponerles una valoración moral (?), entonces no me jodas y no pongas tu nombre como si los hubieras escrito tú. A los que tenemos aprecio al arte de escribir nos tienen amargados con el torpedeo de intrusismo profesional que hace que cualquier cara algo conocida se lance a escribir o a que le escriban, ya sea Aznar, Nuria Roca, la mujer del juez calvo...
¡Chunda, chunda, catachundachunda...! Menudo banderazo. Esos globitos, verdadero delito medioambiental, y el armatoste de abajo, son para la manifa que había por la tarde, de la AVT, esa organización que ha inventado el bonomanifas. Haces seis y la séptima te sale gratis, porque nadie entiende por qué se celebra. Aclaremos términos. Criticar a la AVT no es estar a favor del terrorismo, como criticar a Bush no es estar en contra de Estados Unidos. Una víctima del terrorismo es un ser humano, y como tal puede estar sujeto a equivocación. Aquí todos estamos contra ETA, excepto algunos iluminados que la utilizan de coartada para chupar del bote, o gente con problemas mentales. Sin embargo, a mí no me gustan estos lobbys de presión en los que se juntan no solo las victimas, sino también las compañías más indeseables que se pudiera imaginar. Nadie será más español por haber estado allí, ni por llevar una banderita que quien sepa algo de lingüistíca sabe que no es un símbolo, sino un signo. Y os lo dice alguien profundamente apolítico, no violento, que votó a ZP la última vez pero no le piensa volver a votar.
Patria y religión, menudo día. Oh, dioses, cuántas muertes habéis causado con vuestra inexistencia, al menos eso puede comprobar quien se acerque a ver la maravillosa exposición Dios.es, del Centro Cultural de la Villa. Es muy original, y además tiene una obra de teatro que se representa aproximadamente cada hora, y en la que dos actrices realizan varios skteches que reflexionan sobre la violencia en nombre de la fe. Creo que todos, ateos y creyentes, deberían echar un vistazo porque habla de temas fundamentales, y lo hace de manera nada tendenciosa.
Luego huí de allí, como de la peste bubónica, para irme a los más amistosos terrenos de Alonso Martínez, Bilbao y Chueca. Frente a la intransigencia, filosofía, y eso hice, comprando el primer tomo de una colección que no voy a hacer, por cara, y que trae a Sócrates y Platón. Ya se sabe, más Platón y menos Prozac. Si estuviéramos hablando de mi facultad, diríamos menos Filosofía y más Letras.
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