jueves, diciembre 10, 2009

Generación Perdida.

A la hora de comer hay un momento en el que se debe elegir entre ver los deportes o el corazón, y yo prefiero esto último, al menos de vez en cuando ponen alguna noticia interesante relacionada con el cine. Hoy salía Paulina Rubio, diciendo algo así como: ¡Que vivan los latinos! Los españoles también son latinos, porque los italianos se consideran latinos. No se, todo un embrollo el del Corazón de Otoño, solo se que entonces pensé: Claro, fucking mamarracha, los italianos de hecho son descendientes directos de los latinos, y nosotros por invasión al igual que vosotros también fuisteis invadidos y por ello podéis llamaros latinos, aunque sea por mediación. Pero, ¿qué más da? Es probable que dentro de poco ya nadie sepa qué es el latín.
Salía la Paulina para dar un concierto en el estadio Zorrilla (significativo título) de Pucela y eso me recuerda que ayer leí una encuesta sobre la situación de los jóvenes en esta especie de reserva espiritual de Occidente llamada Castilla y León. Yo no se si en la facultad nos regalan la prensa para captarnos o para desesperarnos, porque entre el cambio climático, la crisis y la encuestilla de marras... (aunque yo no creo demasiado en ese tipo de estadísticas. Es como cuando preguntan sobre el número de cristianos que en verdad existen...) La mitad de los jóvenes de más o menos mi edad no están emancipados, principalmente por culpa de las nóminas, que no dan para aventurarse muy lejos. El artículo de El Mundo abunda en tópicos periodísticos tipo volar del nido, sablear o las faldas de mamá, y tiene adjunto un pequeño editorial que se permite el lujo de dar algunas píldoras de ética. Pese a todo, es interesante porque ilustra una situación de mierda que ya pude comprobar en mis años en Madrid. Con todo, generaliza como todas las encuestas, y a mí no me gusta generalizar. Yo estoy en una situación parecida a la de mucha otra gente, y a la vez distinta. Considero que cada cual debemos analizar nuestra situación particular, y saber reconducirla.
Hablaba hoy otro artículo de opinión sobre la generación Ni-Ni, porque ni estudian ni trabajan, algo que por fortuna a mí no me alcanza. Acabando con los editoriales, el de Iñaki Gabilondo de ayer alertaba sobre los peligros de la simpleza galopante que se adueña de esta sociedad, en la que todo parece limitarse al blanco o al negro, nunca hay escala de grises.
Cierto. Y a ello contribuyen los tópicos del mal periodismo, que no ayudan a pensar o incitan a hacerlo en la manera más acomodaticia posible. Yo no sableo, yo no estoy a las faldas de mamá ni considero esto como un nido. Pragmática, ese término también estaba citado. Mi objetivo principal es acabar la carrera, confiando en que esta sí me sirva para encontrar empleo ( y no es que haya tirado la toalla respecto a la primera carrera, ni mucho menos) A la hora de cumplir ese objetivo, tengo varias opciones donde elegir y he optado hasta ahora por la que creo más sabia. Os puedo asegurar que, especialmente en semanas como esta, puedo llegar a detestar el tener que vivir aquí, pero ya antes de mi regreso pensé sobre los pros y los contras de la operación. Por no hablar de que esta no es una situación inflexible que no se pueda moldear, ahora que alcanzo el ecuador de la titulación, de cara a ser mejorada en los próximos años.
Que nos sigan abrumando con datos negativos, yo prefiero tomar una senda más constructiva, sombreada a ratos con el agobio positivo (ese que demuestra que estamos tomando el asunto en serio) y disfrutar de una bella carrera y de unos compañeros fenomenales con los que esta noche voy a salir de tapas.

No hay comentarios: