miércoles, enero 20, 2010

El príncipe Dorian.


Entre tanta devastación, ayer salió una buena y esperanzadora noticia en la tele, relacionada con mi carrera. Un escritor que dejó Filología Hispánica para ponerse a trabajar en una fábrica de cartonaje, en la que aún está, comenzó a escribir a los cuarenta años y, ocho después, ha conseguido que le publiquen una novela en Acantilado, editorial no muy conocida pero prestigiosa. Además ha escrito otras ocho o nueve, supongo que no se lleva el trabajo a casa como yo... La vida da tantas vueltas en esto que no hay motivo para el desánimo.
Yo por suerte sí estoy pudiendo terminarla, y hoy han acabado las clases del, hasta ahora, peor cuatrimestre que he tenido en cuanto a volumen de tareas. Hay motivos para la alegría por ello y porque los dos próximos exámenes ya están prácticamente aprobados. Cabe la clásica puntilla de que podría haber sido con mejores notas, pero no me voy a perder ni en arrepentimientos tardíos ni en competiciones absurdas. Aparte de con problemas inesperados, he tenido con luchar con la tentación encarnada en todas esas cosas que veis en este blog, por no hablar del blog mismo: libros, películas, cuadernos... Ya lo dijo Lord Henry Wotton, el mefistofélico y cínico mentor, en la película que vi ayer: La única manera de evitar la tentación es caer en ella.
Dicho filme es una adaptación de El retrato de Dorian Gray, no necesariamente fiel a mal que recuerde, estimable aunque un tanto exagerada, con detalles de terror. Dorian es encarnado aquí por Ben Barnes, el príncipe Caspian de la última y la siguiente entregas de Narnia. Como quiere ser más atrevido que anteriores versiones, aquí Dorian saca la patita del armario, y aparte de eso le da a todo: hombres, mujeres, opio, incesto, orgías, sado... Vamos, que CS Lewis debe de estar revolviéndose en su tumba (y Oscar Wilde riéndose en la suya) Todas las huellas de sus vicios no las borra un cirujano plástico, sino que quedan registradas en el cuadro que ha sido expurgado del título. Os recomiendo esta historia, con ecos a Fausto y hasta a Frankenstein, aunque aún no se ha estrenado en nuestro país.
No quiero irme a dar la última puntilla al examen sin antes deciros que se ha estrenado el capítulo catorce de Pigmalión. El fin está cerca y esto es un non-stop...

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