sábado, enero 02, 2010

Perlas para un año nuevo.


Quiero empezar el año con una serie de pensamientos sueltos, que tendría que haber colgado ayer pero me fue imposible. Así que lo haré ahora, que ningún año es malo si se empieza con escritura.


- ¿De qué cojones sirve tener una televisión pública sin anuncios si luego cortan los títulos de crédito de las películas? El respeto hacia el cine no viene solo de emitir sin interrupciones, sino de respetar la película de principio a fin, en su integridad.¿Es que acaso no tienen tiempo? Lo dudo. Si tienen tiempo para autobombo, y para poner en el telediario las mismas chorradas de todos los años, con los mismos idiotas disfrazados de payasos y haciendo las mismas gilipolleces de todas las nocheviejas, entonces tienen tiempo para los créditos.


-¿Nueve euros el Metrobús de diez viajes en Madrid? ¡Ohú! ¿Por qué tenemos nosotros que subvencionar todas sus obras faraónicas y proyectos olímpicos fallidos? Parece que fue ayer cuando estaba a cuatro y medio... Es inconcebible, sobre todo para trayectos cortos como los que suelo hacer yo: de Legazpi a Sol (cinco paradas) y de Legazpi a Méndez Álvaro (dos) Casi es preferible tirar de mapa y hacer la ruta a pata, solo que en determinados momentos y a determinadas horas no da tanto gusto. Esa ciudad está cada año más imposible, creo que hice bien en venirme. Y, si en febrero voy, tendré que llevar la cartera bien surtida aunque sea para unos pocos días. Si es que voy.... Me gustaría mucho, pero temo estar exhausto tras los exámenes. Aún hay tiempo para decidirlo.


- Me sorprende la encuesta que dice que el ochenta por ciento de los españoles están satisfechos con su vida sexual. Me resulta mucho más creíble la que eleva al paro a la máxima preocupación del país. Yo supongo que debo de estar en la minoría de los insatisfechos, o bien de los sinceros. Si me creyera al dedillo dicha encuesta, cosa que no hago, pensaría aún que la gente suele confundir cantidad con calidad. Lo cierto es que ese, ahora mismo, es el menor de mis problemas. Pero, a falta de curro, la peña siempre puede presumir de ese tipo de satisfacción. Pan, circo y... (¿se habrá tenido en cuenta la prostitución en dicha encuesta?)


- Ya puestos, proclamo que, para mí, el porno dirigido a heterosexuales (hombres) suele ser patético. Ves a tías guapas, aunque artificiales, liándose con tíos feos aunque, por lo general, con un cuerpo trabajado. El único placer estético suele derivar de las escenas lésbicas, un peaje obligado por la hipocresía malsana de esta sociedad.


- Antes que lo anterior, me entretiene mucho más ver los saltos de trampolín televisados. He llegado a la conclusión de que es el único deporte que merece la pena ver. Tienen el máximo de cuerpo y el mínimo de ropa, unos escuetos bañadores que juguetean para bajarse. Estuve alternando su visión con la película de Tarzán, y no vi mucha diferencia. Seguro que Kavafis y Walt Withman, a quienes he leído en mi estancia en Santander, se hallarían extasiados ante dicho espectáculo.


- Nunca me ha gustado salir en Nochevieja. No puedo evitarlo, nunca me gustó salir cuando todo el mundo parece obligado a hacerlo. Puede, con todo, que sea la única noche en la que salga durante las fiestas. No tengo margen para mucho más. Ahora tocan ya los exámenes, y que no cunda el pánico. Bueno, sí, que cunda un poquito, pero sin perder el ánimo. Porque este es un año crucial ya que en él empezaré un nuevo ciclo. Y, antes de decir lo de año nuevo, vida nueva, prefiero afirmar que a ciclo nuevo, vida nueva.

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