lunes, diciembre 07, 2015

Sota de bastos.

Soy un neófito en el mundo del tarot. Desde luego que permanezco escéptico, pero receptivo, a las posibles interpretaciones de mi primer mazo de cartas. Casualidades o no, cada vez creo menos en las casualidades, a veces los arcanos aciertan. Y más de una vez. La semana pasada, salió la sota de bastos. Sí, esa figura tan andrógina (siempre me gustó la androginia), blandiendo algo que, más que el clásico palitroque de la baraja española, era como una mezcla entre antorcha y falo. Curioso. Representaba el progreso cauteloso. ¡Vaya! Mi motto para esa semana que acaba de terminar. Un progreso leve, pero progreso al fin y al cabo, acerca de las novedades estimulantes que han surgido en los últimos días. El paje, pajesa o lo que fuere también avisaba acerca de creerse cierta información, antes de ser confirmada. En efecto, una información repetida tres o cuatro veces, pero que al final se quedó en fuegos de artificio. Por lo que respecta al progreso, no ha sido tan inane como para que apenas se haya percibido, ni tan osado como a mí me hubiera gustado en ciertos momentos. Claro que las circunstancias no siempre han acompañado. Dicen que cada cual es artífice de su propia fortuna, lo que supone una verdad a medias. Hay que contar, nos guste o no, con todo lo que nos rodea. El día de hoy es un ejemplo claro de cómo el contexto se planta como obstáculo, muchas veces absurdo. En todo caso, ¿por qué las cosas que importan tendrían que ser fáciles? Los grandes (o pequeños) conflictos son los que nutren la creación. Y esta semana, por cierto, me ha salido la reina de bastos, elevando el nivel. Ella representa la inspiración, la creatividad, y de eso sí que voy sobrado, no temo decirlo. Que la realidad me siga inspirando, pues, ese infinito recurso para todas las personas que gustamos de escribir. 

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