jueves, enero 28, 2016

Crónicas parisinas I.



¡Llega el más difícil todavía! Voy a escribir mi primera entrada de blog en el iPad. Excúsenme  por 
adelantado las posibles erratas y cambios de formato. No quise llevar el portátil, que no es precisamente ligero, a París. Ahora me estoy ayudando de un puntero con el aspecto de un lápiz para preescolares. Cuando vuelva a tener un teclado de verdad, imagino las crónicas podrán ser más prolijas

En todo caso, va a ser un reportaje especialmente visual, como no podría ser de otro modo en una ciudad tan fotogénica, y con un material tan abundante en móvil y cámara. La foto de arriba muestra el día de mi llegada, frente al hotel Hilton Opera. Sito en la rue Saint Lazare, junto a la estación del mismo nombre y enfrente de una Fnac en la que me registraron bastante más que en la de Madrid. La vigilancia, como es obvio, se hallaba reforzada, pero eso no me impidió disfrutar la estancia, y mucho. París bien vale la penitencia de unos pies machacados, más de 80 km. en cuatro días. Lo se por el contador de mi móvil, chivato de mis excesos. 
Así, sin prisa porque algunas visitas y anécdotas merecen ser narradas con cierto detalle, seleccionaré en mis próximas entradas las instantáneas más representativas para ilustrar este viaje tan corto como intenso. De los que a mí me gustan, yo que prefiero calidad a cantidad en todos los ámbitos de mi vida. Sirva esto de prólogo (y de entrenamiento con el juguetito), y os dejo con una foto de celebración, que resume el espíritu fraternal de la estancia: yo junto a Paco en el Grand Salon del hotel, brindando por la Ciudad de la Luz, oh lá lá!


PD- Ya empiezo a ver en la edición que esto es una basura y que parece que Paco, artífice de la visita, aparece cortado en la foto. Trataré de arreglarlo. Si no, mis ganas de escribir podrán más que la tentación de usar la tableta como objeto volante.

PD 2- ¡Por Libia, lo conseguí!

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