martes, febrero 03, 2009

¡Ratas! ¡Las odio!


Esta vez mi predicción se ha cumplido y el doctor Casquero me ha cascado, valga el infantil juego de palabras, un sobresaliente en Latín Vulgar. Ya puedo ir a Madrid con la conciencia tranquila, el verano aún vacío y la seguridad de que en junio la amplia mayoría de asignaturas sobre literatura me lo pondrá bastante fácil.

Ayer vi la, en teoría, última película antes del viaje. Bueno, tengo la vida de George Bush Jr., pero no es algo agradable para mí en esta víspera. Se llamaba El hijo de Rambow, otro juego de palabras que no llegué a captar mucho en el filme. No se si por cansancio o porque estaba pensando en mis propios guiones, no logró entusiasmarme mucho: pecaba de sentimentalismo y algunos personajes resultaban marcianos para mí, supongo que porque mi adolescencia no transcurrió en los 80 sino en los 90, y no comprendo muchas de las frikadas ahí expuestas. Tampoco ayudó el que estuviera doblada en latino (eufemismo, ya que la gente suele decir en panchito)

Si para algo sirvió esa película, de todos modos, fue para recordarme viejos y buenos tiempos, no muy alejados de lo que refleja esa historia. Yo no conocí a mi camarilla de rodajes siendo niño, sino en la adolescencia. Y, sorprendentemente, nosotros nunca hemos hecho ni un homenaje ni una parodia de Rambo, y eso que aún hoy lo imitamos de manera constante. Si Vagos y Maleantes se hubiera echado al monte, habría sido una gran idea... Nuestros comienzos fueron más bien televisivos, merced a la influencia de Expediente X. Una década después, aún seguimos colaborando y adaptándonos a los nuevos medios, para crear proyectos de mayor enjundia. ¡Sí! Curioso camino el que llevamos desde entonces: algunos desaparecieron en combate, nunca mejor dicho, otros descubrieron vocaciones antes no reveladas y en lo que respecta a mí puedo asegurar que sigo aún con el mismo entusiasmo, aunque menor ingenuidad.

De hecho, a las pedantillas críticas acerca de Vagos y Maleantes solo puedo responder que, aparte de la diversión por la diversión, esa serie quería recoger el espíritu de aquellas iniciales sandeces. Y, como bien expresaba otra película de mayor calidad, Rebobine por favor, ese poder que da la cámara lo echo de menos. Hay quien me pregunta que por qué no sigo la serie, pero las circunstancias no acompañan: mi cámara está jodida, mi portátil está viejo y sin Oli, Poli y Bofur (parecen tres enanitos del Hobbit) ya no es lo mismo... Pasó esa etapa, pero ahora comienza otra. Así que ánimo, amigos. Continuemos con esta unidad inquebrantable y sin olvidar las sabias palabras que dijo Carmen Elías al recoger su Goya: En este oficio, lo importante es perseverar.

2 comentarios:

Hopewell dijo...

Recordemos nuestros inicios...Hagamos ejercicio de memoria...
- El juego. Un corto inacabado cuya historia estaba sacada de un libro de aquellos de "resuelve tu el misterio". Era malo hasta decir basta. Menos mal que quedó inacabado. ¿Alguien tiene algo de lo que grabamos? Creo que me moriría de la verguenza ajena viéndolo.
- La secta. Ver a Rubén, Chema y Jorge recitando pasajes medio bíblicos medio satánicos también me daría verguenza ajena a estas alturas. También quedó inacabado. Ni recuerdo de que iba. Sólo me acuerdo de Jorge saliendo con una torre eiffel de mi habitación...
- Ejpediente J. La primera cosa que acabamos, las aventuras de Mully y Sculder investigando una supuesta abducción extraterrestre... Fantástico y maravilloso. Hasta tuvo segunda parte, de lo exitoso que fue... Y para recordar, esa escena de conducción en el WC con Mully cargándose la tapa... Y ese plano en el piso franco donde, también por error, Mully se cargó una cortina...
- En frío. Señoooooooor.
En fin, pa que seguir...

Luis dijo...

Ja, ja. Pues yo me temo que tengo algunos fragmentos de El juego...
Aunque Selektivity también fue una obra bizarre como ella sola.