domingo, septiembre 27, 2009

En la víspera de Tercero.

Sí, my friends, ya estoy en el curso de enmedio de mi carrera, y eso ya es motivo de celebración. Pese a ello, hoy no tengo mucha euforia. El salir los sábados suele pegar mal con madrugar los lunes, y me gustaría que fuera de otra manera pero mi organismo me rebate. Será un despertar bastante amargo, pero por lo general en días como el de mañana los profesores no tienen mucha gana de explayarse.
Mis nuevos y saludables hábitos casan mal asimismo con los de siempre. Con el furor de un recién converso, he experimentado agujetas que, respecto a mi consola más reciente, reciben el nombre de wiinitis. Eso por no hablar de los viajes que le he metido a la lámpara al practicar yoga... Eso con el Super Mario nunca hubiera pasado (ahí solo podías lesionarte los pulgares) El tapeo leonés, referencia internacional de nuestra ciudad quizá por encima de sus monumentos, es una seria amenaza contra el régimen de la balanza parlanchina y tocapelotas. Pero, como milagro de inicio de curso, he logrado mantenerme en la línea. Y eso pese al itinerario que describiré ahora.
Primero empecé de asamblea en el Senso, con los compañeros de Diversidad, degustando un vinito, que dicen que viene bien para el corazón (el aceptable, supongo, no el matarratas) Luego tocó la Céltica con una vieja conocida, la Delirium Tremens. Algo que se llame así ya es de temer... Como había que llenar el estómago con algo como fuera, nos trasladamos al Húmedo para una sesión de calóricas, grasientas pero necesarias tapas. Con wiinitis o sin ella, tuve que hacer un absurdo viaje hasta el CCAN para que al final el único descubrimiento allí fuera una de las revistas más degeneradas que he leído, el Tmeo. Al final hubo regreso al Húmedo pero sin dilatarlo mucho, que al comienzo no hay que gastar todo el gas.
Así pues, creo que se me disculpará el que mi inspiración no esté muy activa, habrá que esperar al informe sobre la vuelta al cole, sobre esa carrera que, aunque hoy no me atrevería a jurarlo, constituye todo un placer para mí. Que el gobernador de Libia (el de verdad, no el que va plantando jaimas por el mundo) me acompañe en esta nueva singladura. Y a vosotros en las vuestras, of course.

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