martes, septiembre 08, 2009

The thin red line.


A veces uno debe vencer los prejuicios, muchas veces infundados, que tiene contra alguna película en concreto. Cuando me enteré de que en este curso de verano, que está resultando soberbio, se iba a proyectar La delgada línea roja a las cuatro de la tarde, me imaginé una plácida siesta durante las casi tres horas que dura el filme. Ayudó a formarme esa idea el que su director esté pirado y solo haya dirigido cuatro películas en cuarenta años, amén de la percepción de este drama bélico como un tostón filosófico con unos cuantos soldados divagando en off. Al final, la voz en off puede resultar confusa y reiterativa en algunos casos, pero no empaña una película espléndida y que, por sus conexiones con la mitología bélica, he podido descubrir hoy.

Es como una historia épica de autor, con momentos relajados en los que Terrence Malick da rienda suelta a su discurso pero también buenas escenas de acción. El reparto está plagado de estrellas, aunque algunas bastante fugaces, por no hablar de las que se quedaron en la mesa de montaje. La palma se la lleva George Clooney, con una aparición que no llega al minuto, y también bastante recortado está el novio o marido de Elsa Pataky, que ya ni me acuerdo. La trama es coral, con un montón de caras conocidas a las que en ocasiones es difícil reconocer con el casco puesto. Si hay algún personaje con un desarrollo más profundo ese es el de Jim Caviezel, haciendo de Cristo antes de hacer de Cristo.

Acabada la proyección se pensaba hacer un debate al estilo mencionado de los de Garci, pero la facultad tiene un extraño horario de verano que la clausura antes que en invierno, así que hubo tres o cuatro apreciaciones. Entre ellas la mía, aunque me siento algo inseguro de participar ante semejantes eruditos. Comenté que, aparte de la Ilíada, el filme tiene ecos de la Odisea respecto al único personaje femenino con cierto peso, que parece una fidelísima Penélope aunque al final esa historia se quedará sin esperanza, a juego con el tono general. El ponente compartió mi visión, y tras ello ya pude descargar mi vejiga con doble satisfacción tras tres horas aguantándome.

La delgada línea roja es del año 1998, y dio la casualidad de coincidir con Salvar al Soldado Ryan, otra muy buena cinta bélica pero bastante más asequible al público, quizá por ello Spielberg ganó como director y el otro tampoco es que ayudara mucho pues ni siquiera hizo acto de presencia. Para bochorno general, la triunfadora ese año fue sin embargo Shakespeare enamorado. ¡Afrodita venció a Ares esa noche! Personalmente creo que el tiempo hará justicia a esta magna obra, poniéndola por encima de ese soldado Ryan y su evidente, aunque no exagerado, patriotismo.

No hay comentarios: