lunes, septiembre 07, 2009

Homófobos, sí, pero finos.


Cuando aún no me he repuesto de la pseudovuelta al cole, mi estupefacción ha sido mayúscula a causa de los disturbios en las fiestas de Pozuelo de Alarcón, Madrid, el lugar donde más tiempo he trabajado hasta la fecha. No es bueno generalizar y por lo tanto no diré que sea una zona reaccionaria, porque entonces tendría que afirmar lo mismo de la mía en León, céntrica y próspera; no, eso no puede decirse de mí, ni de mi familia. Me temo que lo sucedido tiene menos que ver con los ideales de la Revolución Francesa y más con un uso irresponsable del alcohol, llevado hasta el límite.

Ya que estos héroes no tienen ningún Homero en sus filas que cuente sus hazañas, han colgado estas en Youtube y, en una de ellas, se grita a los policías: ¡Homosexuales, que sois unos homosexuales! Bueno, ¿y si alguno de ellos lo es? Yo no considero un insulto lo que ellos sí consideran, aunque supongo que al menos debiera agradecer que no hayan recurrido a epítetos más clásicos, como maricones, mariconazos o incluso mariconas. También en la homofobia hay clases. Como nieto y sobrino de policías que soy, creo que semejantes tarugos tienen la cabeza bien dura como para soportar algún porrazo. Y, embriagados hasta la médula como estaban, tampoco creo que lo hubieran notado en demasía...

En fin. Estoy casi sin palabras, y el tiempo también corre escaso. No obstante, me gustaría volver a este tema en unos días, cuando termine este curso, muy interesante pero que ha caído a deshora. Si al final no regreso, solo diré que cada cual debería mirarse al espejo más a menudo, como hago yo en esta foto del museo Reina Sofía, en la que también sale un verdadero sufridor de Pozuelo, mi amigo y seguidor del blog Hall.

No hay comentarios: