sábado, julio 11, 2015

Expo Cuarto Milenio (I).


Nada más entrar a la exposición, un símbolo de que, pese a que el programa suele echar la vista hacia el pasado más remoto, en ocasiones este se conecta con la más rabiosa actualidad, y no falta la denuncia cuando es menester. Esta réplica de toro alado y barbado, por ejemplo, memoria de un original que ya no podrá contemplarse pues ha caído víctima de la barbarie inculta. 



También nos observaba este moai de la isla de Pascua, cuyo significado todavía sigue siendo un misterio. 



Y, en la primera sala, uno de los temas estrella, el de las caras de Bélmez. No es que sea de mis preferidos, pero la ambientación estaba bastante lograda. Más impresión daría si no fuese porque, al constituir el comienzo de la exposición, se hizo un poco de embudo en la habitación. Con todo, logré tomar muestras de esos rostros, cualquiera sea la emoción que estén expresando, seguramente no muy positiva. En la próxima entrega, uno de mis motivos preferidos: el bestiario. 




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