lunes, julio 06, 2015

Ghosting.

Curiosa manía esta la de inventarse términos para realidades ya existentes desde hace un tiempo considerable, si bien tal vez acrecentadas en esta época de redes sociales y tendencia a la comunicación cibernética. Y, por supuesto, el palabro original suele ser en inglés. Ahora vienen con el ghosting, que sería fantasmeando. Y no se confunda con el hecho de ser un fantasma o pavonearse, sino que se trata de cuando el miembro de una pareja abandona la relación y desaparece sin dejar rastro. Tanto invento para reflejar una realidad bien conocida y común, la de darse el piro, despedirse a la francesa, hacer mutis o lo que fuere. Nada que no haya sufrido yo también. En este sentido, recursos como el whats up se han convertido en el maná para los y las fantasmas, que pueden evaporarse con apenas un mensaje de texto o ni eso. Como siempre hace falta un ejemplo famoso para dar fuste a cualquier neo-término, ahora se recurre a Charlize Theron y Sean Penn, pareja que siempre resultó algo extraña. Aunque, en el caso de los famosos, lo de desaparecer sin dejar rastro es algo poco probable. 
Hay otros fantasmas, menos frívolos. La noche del sábado pasado, sentados en un banco frente al palacio de Botines, observamos la silueta de lo que pudiera ser uno, gritando y maldiciendo en francés. En realidad, se trataba del célebre vagabundo conocido como El belga, del que acabo de leer la noticia de que fue encontrado esta mañana sin vida. Macabra coincidencia. En realidad, los verdaderos fantasmas, y demonios, parecían ser los que llevaba dentro este personaje típico de León, desde hacía varios años. Tres, según el artículo, pero no es cierto. Llegó hace más, porque me lo encontraba muy de mañana al ir a clase, junto a otro desheredado de blanca barba y olor a meaos, que también sucumbió a la calle tiempo ha. Como también nos dejó el Tuerto, tal y como indiqué en este mismo espacio. Sería complicado saber qué le llevó al Belga a venir aquí, para morar y morir, con su mochila superlativa y su cartón con céntimos diseminados. Serían sus fantasmas, quizá, cualquiera fuese su naturaleza. 

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