viernes, octubre 19, 2007

EASY RIDERS, RACING BULLS: UNA HISTORIA ÉPICA. PARTE 2


Disculpad los problemillas informáticos que he tenido los últimos días, son todos producto de una mala conjunción astral o algo así, y tan solo me queda agradecer a quien me cede de manera caritativa este flujo, con perdón, de Internet, que me sale por la cara aunque sea bastante malillo, ya dijo por la mañana el profesor de Latín que nadie da duros a dos reales.
Me toca los huevos porque yo esto lo tenía que haber escrito posiblemente ayer, hoy al fin he retomado el guión de ÍTAKA y estoy bastante entusiasmado con su avance y una nueva alternativa de resolución que me ha surgido. Por tanto, no creáis que vaya a dedicar el mismo esfuerzo neuronal en ambas acometidas. En correlación al ensayo de Peter Biskind del que hablamos, ahora he comenzado un nuevo libro, también en inglés, sobre la década de los sesenta, ya convulsos en todo el mundo y especialmente en los Estados Unidos de América: Vietnam, derechos civiles, lucha afroamericana, liberación de la mujer, drogas, beatniks, hippies, incluso el Stonewall… En 1969, una pequeña película de moteros iba a dar un petardazo que soliviantó el anquilosado sistema cinematográfico del Hollywood de aquel entonces. Se trataba de Easy Rider, desde luego, aunque el pistoletazo de salida ya lo había dado un par de años antes Bonnie and Clyde, una película de género que subvertía los roles generales del viejo esquema: los héroes son los bandidos, la autoridad el villano. Aunque hubo muchas películas míticas durante aquella última edad dorada, sin duda Easy Rider es la que podría considerarse testamento de la época. Y abrió la veda a un nuevo y numeroso grupo de cineastas, la mayoría jóvenes y muchos procedentes de la televisión o de escuelas de cine en las que se entusiasmaban con los autores del cine europeo u oriental (sí, aquellas mismas películas que nos ponían en Ponferrada y el profesor debía pedir que la gente se callara, snif, de una puta vez). Algunos de estos nombres no os sonarán de nada, y ello es debido a que, como ya hemos dicho, es esta una historia épica con muchas bajas por el camino. Por poner algunos nombres, pues Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Peter Bogdanovich, William Friedkin, Hal Ashby, Paul Schrader, Robert Altman… Luego llegó otra generación posterior, que había mamado la teta televisiva más que la del cinefórum, aquellos de los que dijeron que destrozaron el cine, considero que injustamente, instalando la mentalidad del blockbuster. Y son dos nombres bastante más mágicos para mí que todos los anteriores: George Lucas y Steven Spielberg.
Y las obras que produjeron, aparte de las citadas, refresquemos tan solo un poco la memoria: El padrino, Taxi Driver, Tiburón, La última película, El exorcista, Chinatown, Star (of course) Wars… La lista completa acojona, pero solo pongo algunas famosas.
Era un tiempo en que el director era la estrella. Como cita uno de los testimonios, estaban haciendo las películas que querían hacer. Pero esa libertad también fue su tumba. La fama, las drogas y, sobre todo, una megalomanía rampante, les llevó a afrontar proyectos cada vez más suicidas que en casos acabaron con su carrera y en otros casi con su cordura. Con dos películas buenas, les decían que eran unos genios y, claro, se lo creían. Y sin tener a nadie que les dijera que no, se convirtieron en dioses próximos a su caída, hasta el restablecimiento del orden en la década de los 80, con Reagan en el poder del país y los ejecutivos en el de las productoras, regresando a una comercialidad a ultranza, con excepciones, que es lo que ha llegado hasta nuestros días, aunque en los años 90 surgiera un tipo de cine independiente del que el Peter Biskind habla en otro excelente tomo que también encontraréis en la misma colección y que habla de Sundance, Miramax, Tarantino, etc.
Bueno, yo he de confesar que en mi ideario posiblemente pese más el cine de los 80 que la contracultura, pero considero que por aquel entonces se hacían filmes comerciales, sí, pero que no estaban reñidos con la calidad, nada que ver con la gran mayoría de estrenos veraniegos actuales. Bajo mi punto de vista, debería haber espacio para ambas propuestas, cada una en su campo. Porque a mí me gusta compatibilizarlas, tanto desde el punto de vista de espectador como de creador. Si veo a los Abrasadores como mi propia saga de aventuras, también escribo ÍTAKA como algo muy personal, íntimo y de presupuesto ínfimo. Y, de aquellos viejos autores que algunos ahora están muertos, otros haciendo telefilmes y algunos aún en activo aunque por lo general sombras de lo que fueron, me quedo con el Lucas que logró ponerme los pelos de punta con el Episodio III, antes que con el oscarizado Scorsese de Infiltrados, aunque al menos dicho filme le dio un premio que ya merecía y logró reunir en la gala a los Cuatro Fantásticos de antaño. Poco importa que hayan perdido un tanto su fuerza. Quien tuvo…
Ahora, que todo el mundo preconiza la muerte del cine, realmente yo no se hacia dónde se dirige todo esto. Yo tengo suerte porque, sobre todo, me considero escritor. Y, de momento, nadie va leer libros por el móvil. Porque es un puto coñazo. Me gustaría rodar este guión, la verdad. Hace cuatro o cinco años, a saber, comencé a trabajar en el mediometraje El ser reprimido. Una vez terminado, y como ha sucedido también este año, hubo quienes, incluso gente del equipo, prefirieron quedarse solamente con los aspectos negativos. Y otros, entre esos me incluyo, que aún pensando que solo llegaba a la categoría de ejercicio, por lo menos bajo su roñoso envoltorio latía una historia digna de ser contada. Porque eso es lo que soy yo, un contador de historias. Poco me importa cómo lo haga. Puedo filmarlas, escribirlas, recitarlas o cantarlas, pero todo viene de la misma manía de crear. Ya lo dije, y Oli está de acuerdo conmigo, que este oficio es duro. Y que ninguno veremos el cielo, aunque esta frase no es mía. Si yo no hubiera rodado El ser reprimido, ni el documental sobre el MAL, ni Vagos y Maleantes, yo no estaría aquí. Desde luego que si ruedo mi guión no lo haré de esa manera, pero todo el recorrido me ha valido para saber qué es lo que quiero y qué no. Se que no estoy en Berkley durante los años 60, estoy en la facultad de Filosofía (sin Filosofía) y Letras de León, pero, en diferentes contextos, para mí de aquí también se puede sacar arte. Podría hacerlo de la malhablada profesora de Lingüística, o del también malhablado y filósofo a su manera profesor de Latín, con su teoría, desde la izquierda eso sí, de que España se rompe, y de su inconformismo del que mete las mismas hostias contra la Religión que contra la Educación para la ciudadanía, y que habla de la homosexualidad en Grecia con una normalidad pasmosa que sin duda en la clase del colegio no hubiera presenciado.
Todo es vida, una vida de la que mañana cumplo un año más, y orgulloso aunque a veces no nos parezca digna de vivirla. Es mentira, merece la pena, de ser vivida y narrada, aunque para ello tengamos que transformarla. Yo os digo, amigos y familiares, que no creo que vayamos a ser la generación que salve el cine español, que esto quizá sea tan solo una quimera y luego muchos acabemos de funcionarios, lo cual al menos sería un empleo fijo. Pero, si se diera la oportunidad, leed este libro, un par de veces como he hecho yo si es posible para quedaros con la inmensidad de los detalles, y aprended de él. De lo bueno, y de cómo no caer en los mismos errores que cometieron sus protagonistas, aunque a veces es complicado, porque suele ser el mismo sistema el que nos pone la trampa.
Sin saber qué me deparará el futuro, lo que si se es que necesito estímulos, y este libro es uno de los grandes. Seguiré escribiendo, porque creo que ahora mismo es la mejor manera de llegar a mi aniversario, y pardiez que solo pienso ya en acabar esa primera escaleta que, no sin temor, pondré en las manos de quiénes lo requiráis para su valoración.
Verba volant, scripta manent.
Recordadlo, y que el gobernador de Libia me permita estar con vosotros al menos veintiséis tacos más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnifica entrada, Luis.
Felicidades, tienes todo nuestro apoyo.
Paco