sábado, abril 25, 2009

Paro, paro, paro.

La última vez que estuve buscando empleo, hace un par de años, nadie hablaba de crisis. Sin embargo, no es que fuera tarea fácil. Ahora, desde mi privilegiada posición de estudiante, me divierto pensando en qué nuevas chaladuras habrán discurrido como entrevistas de trabajo. Si antes en la FNAC te empezaban con el juego del globo que se hunde, puede que ahora hayan pasado directamente al barco en el que se mueren de hambre y tienen que decidir a quién se comen. No se, supongo que ahora cualquier empleo basura puede ser considerado como de oro.
Yo tuve cuatro trabajos y de ninguno de ellos me echaron (bueno, uno quebró, pero es lógico; nadie pagará tres euros por un alquiler si por ese dinero puede descargarse la película legalmente) No obstante, y haciendo una comparativa con mis compañeros, he de alegar con respeto que para esos viajes no necesitaba tantas alforjas. Pero bueno, yo no era el caso más sangrante. He visto médicos e ingenieros entre sandwiches, palomitas y pizzas. Solo tenéis que ver las noticias para saber que parece que, a más cualificación, peor.
Ni siquiera para el Corte Inglés era necesaria. Como comentaba el otro día a Oli, yo esperaba estar allí a las órdenes de algún caballero refinado que amara la literatura, pero en el fondo lo de los libros era lo de menos. Con todo, era un empleo bien pagado. Muchas veces me he preguntado si hice bien en dejarlo, y creo que la respuesta es afirmativa; básicamente, porque me lo puedo permitir, no todos tienen mi suerte. Esta era mi última oportunidad para hacer esta carrera de la manera que la hago. Las otras opciones hubieran sido la UNED o, siendo generosos, la Universidad de la Experiencia. Dentro de unos meses entraré en el ecuador de la misma y, pese a mis nervios actuales, puede que con los dos primeros cursos limpios. Como experimento, si es que se puede considerar así, no está resultando fallido.
Filología Hispánica (nombre menos estúpido que Grado en Lengua Española y su Literatura), como otras carreras injustamente infravaloradas, nos otorga cierta ventaja sobre quienes creen que somos unos vagos que nos llevamos subvenciones de Educación para seguir manteniendo clases semivacías. Con crisis o sin ella, la lengua española va a seguir siendo estudiada, porque no en vano es la tercera o cuarta en importancia mundial, y se está extendiendo de manera pasmosa por los mismos Estados Unidos. Aunque son muchos los lazos que tengo aquí, yo estoy dispuesto a ir a cualquier sitio con tal de tener trabajo digno, a cualquier sitio que me permita poseer un espacio tranquilo en el que escribir, mi auténtica vocación, e Internet para seguir colaborando con esos escritos en buenos proyectos, como ahora mismo estoy haciendo con gusto.
Quizá sea pronto para pensar en esto, pero no demasiado... Bueno es motivarse, sobre todo de cara al último y complejo mes de clase.

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