miércoles, mayo 06, 2009

Que vuelva el frío...


¡Por Libia! Tanto quejarse de que si el invierno se estaba alargando mucho, de que el cambio climático era una patraña, y cuando llega el calor yo estoy deseando volver a contemplar cielos nublados (bueno, el día de la espicha me vino bien que hiciera sol, gracias a ello haré una obra de teatro) Y si llega, al menos que lo haga gradualmente, no en un anticipo veraniego cuando estamos en la peor fase del curso. A mí me afecta, y mucho, no son extrañas mis preferencias nórdicas. Estas noches he sufrido accesos de insomnio, pinchazos en la cabeza y algún otro también en el brazo; bueno, este último más bien relacionado con la premura que se dan los profesores a un mes del final, corriendo cual Chiquito de la Calzada tras los bisontes.

Yo no entiendo, ya lo comenté aquí, que con esto de Bolonia se quiera alargar el curso, como si eso fuera algo positivo. Tonterías. Si os lo diré yo, que ejemplos tengo: no por más clases se aprende más, sino porque estas se encuentren aprovechadas. Puede que esos amigos del norte tengan un tiempo más suave en el estío. Aquí en León no gozamos de clima mediterráneo, desde luego, pero cuando el sol le pega, le pega. Solo se lograría con ello fomentar el absentismo, a menos que se tomaran soluciones poco usuales.

Nuestra clase, de hecho, es como una sauna, y esa condición solo la alivia el que seamos poquitos. En tardes como esta yo propondría un nuevo vestuario, más adecuado con el espíritu de nuestra facultad: una túnica griega, y que fuéramos coronados de laurel, comiendo racimos de uvas. Si es mucho pedir, que nos dejen hacer top-less, tanto a los hombres como a las mujeres (todo son pechos, más o menos desarrollados) Y si no, clases por el Aula Virtual, como a esas que vinieron con un amago de gripe porcina. Podríamos darlas por el famoso Skype, y gracias a la webcam puedes ponerte en paños menores si la enchufas hacia tu cabeza.

Nada de esto servirá cuando tenga que repasar sendos exámenes este fin de semana, así que ruego a Apolo que nos otorgue, hasta finales de junio, alguna que otra nevada que alegraría sobremanera a Aznar y aquellos que dudan que este país será un erial en varias décadas (¡quizá no vivamos para verlo!)

Pues, hala, a tomar la fresca, yo voy a ver si me aplico un masaje cerebral.

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