viernes, agosto 21, 2009

Agilizar las neuronas.

No es mi intención generalizar puesto que, por fortuna, al mundo del deporte no le faltan cabezas pensantes; sin embargo, para muchos deportistas el peor favor que les pueden hacer es ponerles un micrófono en la boca. No hablo ya de los miembros de ese deporte nacional por excelencia, el fútbol, sino de otros juegos más minoritarios que solo atraen la atención mediática en ocasiones especiales, como Olimpíadas, Mundiales, etc. Ahora tenemos el atletismo, y en espacio de una semana he leído dos grandes sandeces de boca de un par de atletas, hombre y mujer. Paridad de paridas, valga la redundancia.
La del hombre tiene menos delito porque la dijo en una entrevista informal, de tono cómico, pero se cae por sí misma. Preguntado por si conoce a algún atleta gay, responde: Gays no conozco, más bien todo lo contrario, esto está lleno de salidos. ¿? Es decir, en primer lugar no conoce gays o dice no conocerlos, puesto que en el armarizado mundo del deporte es difícil saberlo a ciencia cierta; en segundo, y esto es más ambiguo, ¿debo entender que un gay no puede ser un salido? Se rompería un mito, pardiez, pero la verdad es que todos (heteros, bis o gays) pueden ser más o menos salidos al margen de su orientación o de si les gusta más correr en la pista o correr donde podáis imaginar.
La polémica que ha surgido ahora me resulta menos chistosa, respecto al sexo de una atleta sudafricana campeona en cierta especialidad. Con un físico portentoso y una apariencia no femenina en cuanto a la imaginería tradicional, va a ser sometida a una prueba para verificar su sexo. Me imagino que, de no haber ganado el oro, todo se habría quedado en una anécdota, pero la envidia corroe y el deporte no es siempre escuela de valores, hermano Tomás, a veces más bien lo contrario. Una atleta española, imagino que resentida por su fracaso y con ganas de dejarnos como el culo, ha dicho que, si le ponen delante a diez hombres y a la atleta, no sabe quién es la mujer. Pero, mujer, no seas palurda. Se nota que no has conocido a muchos hombres como los que he conocido yo.
Abandonemos ya esos manidos estereotipos. La imagen ideal de una atleta no tiene por qué ser la de una amazona de luenga cabellera, rasgos suaves y los pechos luchando contra la velocidad; y la del hombre tampoco debiera coincidir con un tipo rudo, velludo y, probablemente, negro. Ya de paso, aclarar que ni todos los afeminados son homosexuales, ni todas las hombrunas son lesbianas, aunque creo que es información redundante. A mí solo me gustaría que, quienes dedican tanto tiempo a agilizar su físico, se esforzaran un poquito en agilizar asimismo su intelecto; que hagan caso a los griegos con el mens sana in corpore sano, que ellos de atletismo sabían un poco.
Mi más sincera felicitación al diario Marca por el tratamiento que ha dado a la noticia. No suelo leerlo a menudo, pero he comprobado con interés la delicadeza y buen gusto con la que suele tratar estos asuntos. Y que persevere, porque el deporte es de todos.

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