martes, agosto 18, 2009

Hibernar en verano.


Mientras espero a que el verano de sus últimos coletazos y se lleve sus brasas allá donde más acostumbrados estén a soportarlas, sigo sumido en una dulce vagancia que me permite ver cosas tan insustanciales, a la par que entretenidas, como Ice Age 3 (¿cómo se pronunciará bien esto? ¿Aich eich?) Tras verla se puede afirmar que Pixar es afortunada porque, aparte de su calidad, los competidores se lo ponen en bandeja. Al menos reconozco, por un lado, que es mejor que Shrek Tercero y, por el otro, que para pasar un rato divertido tiene su aquel, en esta época en la que las neuronas descansan excepto para aquellos que no las quisieron sacar jugo en su momento.

Ni Shrek ni Ice Age eran ideas que tuvieran potencial para convertirse en saga. Lo que han hecho es alargarlas como el chicle, hasta extremos ridículos. Yo me imagino a los guionistas pensando en la premisa de esta película, en plan Necesitamos algo con gancho, que sepamos que funciona, no importa luego si resulta un disparate el pegarlo con lo ya conocido. Y han optado por el comodín de los dinosaurios, de tal manera que debajo de la Edad de Hielo aún se conversa una especie de Jurásico. Vamos, como si excavamos debajo de Casa Benito y nos encontramos con una taberna romana en la que somos partícipes de sus orgías. ¿Que es una chorrada? ¿Y qué más da? Aquí no les interesa parecerse a Pixar, tan solo engrasar la maquinaria aunque ya esté estéril, con tal de que la gente siga pasando por caja. Lo que me gustaría saber es si ya están pensando algo para Ige Age 4. ¿La extinción? No, entonces no sería una comedia. Y miedo me da el que ya estén preparando Shrek 4. ¿Qué puede haber de nuevo? ¿Que el Príncipe Encantador salga del armario, como el actor que le presta voz? ¿Que Pinocho salga del armario o se convierta en Pinocha?

Este uso y abuso tiene sus efectos. Los chistes acaban perdiendo su encanto, como es el caso de las ardillas, aunque siguen siendo lo mejor de la peli. El resto se completa con problemas existenciales de los bichos que a mí al menos no me interesan, algunas bromas testiculares a mayor gloria de los adultos que se vean obligados a verla y varias escenas de acción trepidante que son las que mueven una trama insípida. Lo cierto es que la animación de esta saga siempre me ha parecido bastante fea, con esos animaluchos que se dirían atropellados por una manada de mamuts...

Puestos en materia, diré que en ocasiones me gustaría hibernar en verano, aunque sea un término contradictorio. Estos días me siento como el perezoso de la película, pero no tengo reparo en ello porque ya he visto el calendario del curso que viene y, como siguiendo un pacto con Morfeo, estoy ahora durmiendo de más lo que después dormiré de menos. De lunes a jueves se tocará diana sobre las siete y media, a menos que quiera ver peligrar la asignatura que siempre tendremos a primera hora.

Con todo, tengo buenas vibraciones respecto a dicho curso. Como novedad pretendo apuntarme al Centro de Idiomas, que me otorga nueve créditos de libre elección. El idioma está escogido, pero ya os lo diré otro día y así reservo chistes sobre el mismo. En el primer cuatrimestre tendré cinco asignaturas, sí que tocará chapar en Navidad, y en el segundo solo cuatro y además de literatura todas. Menos mal, porque esta primavera ha sido un poco puñetera al respecto. Todo ello bajo la amenaza de la gripe antes llamada porcina, que ya tendría huevos que cayera en nuestra clase, para seis o siete que somos. Supongo que me tocará a mí porque me burlé de ella en este blog, pero bueno, yo soy así, me seguiré burlando en alguna otra entrada...

En fin. Sigamos hibernando.

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