viernes, octubre 30, 2009

Vuelven los filólogos.


Soy por ahora incapaz de hallar los mecanismos de este ordenador, que es mejor que el mío pero cualquiera lo diría, no me ha dejado ver ni una mísera peli aunque por suerte, a horas más tardías, en la tele emiten esa joyita de Pesadilla antes de Navidad.
Hasta que arregle el estropicio espero que sepáis comprender por qué soy breve en mis escritos, pero no quería dejar pasar la ocasión de colgar una foto de la salida de ayer con mis compis filólogos. Yo, para variar, salgo agarrando algo de beber, en este caso una Miau. La foto es en el Korova, marco habitual de otras instantáneas de primitos. Ojalá haya muchas más ocasiones como esta, porque me hacen disfrutar más aún de una carrera que se me está pasando como un suspiro. No añadiré nada más. Como si de un hechizo de Halloween se tratara, el precio de una noche de diversión como la de ayer ha sido un encantamiento que ahora mismo embota mis sentidos, y mis problemas tecnológicos no ayudan a atenuarlo. Pero es un precio bien pagado. Os dejo con esa bella imagen que quedará como un recordatorio para el futuro, de cómo se lo pasaba la pequeña célula filóloga cuando salía de fiesta.

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