2/2/08
Saqué para leer Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer. Si no lo he empezado es porque, cuando me pongo en serio con mis escritos, suelo prestar poca atención a los de los demás. Lo descubrí por la adaptación del mismo que ha dirigido Sean Penn. Trata sobre la historia de un joven licenciado, proveniente de una familia adinerada de la costa Este de Estados Unidos, que deja todo dinero a la beneficencia y se embarca en un viaje sin retorno que hallará su trágico final en Alaska. Sí, a nadie destrozo la película si digo que el destino reservado a tales antihéroes suele ser la muerte. La historia guarda similitudes con Grizzly Man, de Werner Herzog. Hay un punto claro: cuesta creer que ambas sucedieran en la vida real.
¿Idealista, loco, ingenuo, aventurero? Quién sabe. No se a vosotros, a mí al menos sí me ha rondado por la cabeza lo de dejarlo todo y lanzarme a la aventura, al menos durante una temporada. Pero, claro, solo como idea. Sin pensar en llevarla a la realidad porque, a mí que me gusta escribir aventuras, se que vivirlas más allá de la ficción conlleva peligro de muerte. Los Abrasadores, al ser Guardianes del Umbral, tienen la protección de las fuerzas de la naturaleza. Los aventureros de Herzog y Penn no la poseían.
En mi vida, si hay un viaje al norte que me hace echar la vista también una década atrás, y que también se lo debo a Paconcio el Vagabundo, ese fue el breve pero inolvidable periplo finés. (De Finlandia, vamos) No solo no he podido olvidarlo, sino que desde entonces estoy deseando volver. Para el año presente no tengo ningún viaje planeado. Pero, preparándolo con tiempo, sí me gustaría viajar a otro lugar parecido. Unas cosas llevan a otras, descubrí propaganda de esa nación en el folleto del Parque de Yosemite, y cuando regresábamos de allí en el Mustang, Paco me fue contando las maravillas que vivió cuando fue allí. Se trata de Islandia, y solo digo que tengo la idea de ir. No se cómo, ni con quién. Pero para motivar saqué la guía…
No voy a marear la perdiz. Vayamos con la conclusión. Si llamé a este post Pop & Rock fue, en principio, para constatar un hecho. Que, en mi reproductor de canciones, The Doors ha arrebatado el trono a un grupo tan opuesto como La Oreja. No quiere decir esto que uno sea bueno y el otro malo. Cada uno me gusta en su estilo. Pero claro, es imposible equiparar la figura de Jim Morrison con la de Amaia Montero. Creo que empecé a escuchar menos La Oreja cuando se separaron. No voy a juzgar sus nuevos proyectos por adelantado pero, no se, algo se ha roto. Pese a la personalidad mucho más difícil de su cantante, The Doors nunca se separaron. Jim Morrison se fue a París en busca de un merecido descanso. Pero nunca volvió. Su figura, como decía el otro día, me atrae por lo que me veo reflejado en ella. Él, antes que cantante, era poeta, narrador, estudiante de cine… He leído sus letras y la mayoría, no todas, son como pequeños poemas. Posiblemente, llegó a la música a través de la poesía.
A mí me sucede lo mismo. La poesía me cuesta más que la prosa, qué duda cabe. Y, una vez que está ahí, me gustaría que fuera a más. Yo, desde luego, ahora mismo soy un poeta bastante primario. No me creo ni mejor ni peor que muchos que salen en antologías y revistas. Tan solo considero que me queda mucho aprendizaje. Es normal. Cuando tienes varias vocaciones, no todas se pueden despertar al mismo tiempo, ni con la misma intensidad. En mí, como es natural, prendió muy pronto la mecha de la prosa. Pero no por ello voy a limitarme a un solo campo. Concibo el arte como un todo global, y me gusta ir experimentando sus variantes, aún sabiendo que no todo me conviene. Mis poemas no están escritos para ser cantados, casi ni siquiera recitados. Sin embargo, sí que me gustaría poner música a algunos. No tengo ni idea, pero por suerte dispongo de mi instinto. Cuando éramos pequeños, los Abrasadores cantábamos, sobre la marcha, diversos temas sobre nosotros o gente de nuestro entorno. Aquellos que hayáis leído la primera versión de la novela sabréis que así es por la canción de Puri. Je, je.
No se, desde luego que por intentarlo nada se pierde. Cuantos más caminos te abras, más probabilidades habrá de llegar a la meta. Si esto no pasa de chaladura momentánea, lo sabréis. Si no es así, también. La verdad, considero que en estos meses que llevo en León me están surgiendo muchas ideas. Algunas, buenas. Otras, parecen fruto de alguien desesperado o de vuelta de todo, que lleva cuatro años sin lograr un objetivo prefijado. Pese a todo, yo voy en serio. Esta remodelación de la novela, de entre 200 y 300 páginas, será enviada a dolor a editoriales en función del presupuesto. Le concedo la misma importancia, ligeramente superior, que a la carrera. Todo lo demás irá a remolque. Y los experimentos, como se dice, mejor con gaseosa. O con alguna guitarra del Toys´R Us.
En ese hipotético caso, ¿cuál sería mi estilo? Bueno, convencional no, eso dadlo por hecho. No se si más pop o más rock pero, desde luego, de todo lo que he leído relativo a músicos, y no es mucho, la manera de crear a la que más me aproximo, como ya dije, es a The Doors. Tonto y viejo tópico ese que dice que en la variedad está el gusto. ¡Pero qué acertado! Al menos yo, siempre que puedo, procuro practicarlo todos los días. Elegir entre Pop y Rock… Yo no elijo. Me quedo con ambos. Al igual que con…
Una telepizza o un cocido casero.
Lucas y Spielberg o Hitchcock y Wilder.
Tolkien o Capote.
Cotilleo o información.
Vino de mesa o de garrafa.
Blog o diario.
León o Madrid.
Vodka o whisky.
Josh Elliot o Sin Wom.
Estabilidad o libertad.
Warhol o Picasso.
(Podéis seguir la lista. Yo ya me cansé de escribir)
THE END (My beautiful friend)
Saqué para leer Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer. Si no lo he empezado es porque, cuando me pongo en serio con mis escritos, suelo prestar poca atención a los de los demás. Lo descubrí por la adaptación del mismo que ha dirigido Sean Penn. Trata sobre la historia de un joven licenciado, proveniente de una familia adinerada de la costa Este de Estados Unidos, que deja todo dinero a la beneficencia y se embarca en un viaje sin retorno que hallará su trágico final en Alaska. Sí, a nadie destrozo la película si digo que el destino reservado a tales antihéroes suele ser la muerte. La historia guarda similitudes con Grizzly Man, de Werner Herzog. Hay un punto claro: cuesta creer que ambas sucedieran en la vida real.
¿Idealista, loco, ingenuo, aventurero? Quién sabe. No se a vosotros, a mí al menos sí me ha rondado por la cabeza lo de dejarlo todo y lanzarme a la aventura, al menos durante una temporada. Pero, claro, solo como idea. Sin pensar en llevarla a la realidad porque, a mí que me gusta escribir aventuras, se que vivirlas más allá de la ficción conlleva peligro de muerte. Los Abrasadores, al ser Guardianes del Umbral, tienen la protección de las fuerzas de la naturaleza. Los aventureros de Herzog y Penn no la poseían.
En mi vida, si hay un viaje al norte que me hace echar la vista también una década atrás, y que también se lo debo a Paconcio el Vagabundo, ese fue el breve pero inolvidable periplo finés. (De Finlandia, vamos) No solo no he podido olvidarlo, sino que desde entonces estoy deseando volver. Para el año presente no tengo ningún viaje planeado. Pero, preparándolo con tiempo, sí me gustaría viajar a otro lugar parecido. Unas cosas llevan a otras, descubrí propaganda de esa nación en el folleto del Parque de Yosemite, y cuando regresábamos de allí en el Mustang, Paco me fue contando las maravillas que vivió cuando fue allí. Se trata de Islandia, y solo digo que tengo la idea de ir. No se cómo, ni con quién. Pero para motivar saqué la guía…
No voy a marear la perdiz. Vayamos con la conclusión. Si llamé a este post Pop & Rock fue, en principio, para constatar un hecho. Que, en mi reproductor de canciones, The Doors ha arrebatado el trono a un grupo tan opuesto como La Oreja. No quiere decir esto que uno sea bueno y el otro malo. Cada uno me gusta en su estilo. Pero claro, es imposible equiparar la figura de Jim Morrison con la de Amaia Montero. Creo que empecé a escuchar menos La Oreja cuando se separaron. No voy a juzgar sus nuevos proyectos por adelantado pero, no se, algo se ha roto. Pese a la personalidad mucho más difícil de su cantante, The Doors nunca se separaron. Jim Morrison se fue a París en busca de un merecido descanso. Pero nunca volvió. Su figura, como decía el otro día, me atrae por lo que me veo reflejado en ella. Él, antes que cantante, era poeta, narrador, estudiante de cine… He leído sus letras y la mayoría, no todas, son como pequeños poemas. Posiblemente, llegó a la música a través de la poesía.
A mí me sucede lo mismo. La poesía me cuesta más que la prosa, qué duda cabe. Y, una vez que está ahí, me gustaría que fuera a más. Yo, desde luego, ahora mismo soy un poeta bastante primario. No me creo ni mejor ni peor que muchos que salen en antologías y revistas. Tan solo considero que me queda mucho aprendizaje. Es normal. Cuando tienes varias vocaciones, no todas se pueden despertar al mismo tiempo, ni con la misma intensidad. En mí, como es natural, prendió muy pronto la mecha de la prosa. Pero no por ello voy a limitarme a un solo campo. Concibo el arte como un todo global, y me gusta ir experimentando sus variantes, aún sabiendo que no todo me conviene. Mis poemas no están escritos para ser cantados, casi ni siquiera recitados. Sin embargo, sí que me gustaría poner música a algunos. No tengo ni idea, pero por suerte dispongo de mi instinto. Cuando éramos pequeños, los Abrasadores cantábamos, sobre la marcha, diversos temas sobre nosotros o gente de nuestro entorno. Aquellos que hayáis leído la primera versión de la novela sabréis que así es por la canción de Puri. Je, je.
No se, desde luego que por intentarlo nada se pierde. Cuantos más caminos te abras, más probabilidades habrá de llegar a la meta. Si esto no pasa de chaladura momentánea, lo sabréis. Si no es así, también. La verdad, considero que en estos meses que llevo en León me están surgiendo muchas ideas. Algunas, buenas. Otras, parecen fruto de alguien desesperado o de vuelta de todo, que lleva cuatro años sin lograr un objetivo prefijado. Pese a todo, yo voy en serio. Esta remodelación de la novela, de entre 200 y 300 páginas, será enviada a dolor a editoriales en función del presupuesto. Le concedo la misma importancia, ligeramente superior, que a la carrera. Todo lo demás irá a remolque. Y los experimentos, como se dice, mejor con gaseosa. O con alguna guitarra del Toys´R Us.
En ese hipotético caso, ¿cuál sería mi estilo? Bueno, convencional no, eso dadlo por hecho. No se si más pop o más rock pero, desde luego, de todo lo que he leído relativo a músicos, y no es mucho, la manera de crear a la que más me aproximo, como ya dije, es a The Doors. Tonto y viejo tópico ese que dice que en la variedad está el gusto. ¡Pero qué acertado! Al menos yo, siempre que puedo, procuro practicarlo todos los días. Elegir entre Pop y Rock… Yo no elijo. Me quedo con ambos. Al igual que con…
Una telepizza o un cocido casero.
Lucas y Spielberg o Hitchcock y Wilder.
Tolkien o Capote.
Cotilleo o información.
Vino de mesa o de garrafa.
Blog o diario.
León o Madrid.
Vodka o whisky.
Josh Elliot o Sin Wom.
Estabilidad o libertad.
Warhol o Picasso.
(Podéis seguir la lista. Yo ya me cansé de escribir)
THE END (My beautiful friend)
1 comentario:
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A ver, a ver... Punto uno, Amaia y Jim son dos artistas que me gustan al mismo nivel, esto es, algunas canciones me encantan, otras no tanto, y la mayoría las escucho con agrado. Simplemente. Pero creo que hay una cosa muy importante... No creo que a un grupo lo haga mejor o peor el hecho de haberse separado o no. Es más, muchas veces eso les encumbra al punto de leyendas. Es cierto que es una putada, que me vas a contar, pero lo que venga no tiene por qué ser peor, ni tienes por qué dejar de oír al grupo que te encantaba. The Beatles se separaron mil veces. Los Rolling también. Y mis adorados Héroes. ¿Eso les hace peor que U2 o The Doors? No lo creo. Tampoco les hace mejores. Pero desde luego lo que no les hace es peores.
Además, ten en cuenta que a veces, muy pocas por desgracia, esos artistas que se separan de sus grupos lo hacen para crecer artísticamente. Digo por desgracia porque por lo general no es así. Véase Manolo García cuya música sigue siendo igual a la que hacía en El último de la fila (que horror, por cierto), o un grande como es Mick Jagger, que los discos que hace en solitario podrían ser discos de los Rolling igualmente. Pero a veces, algunas veces, esos artistas crecen y exploran diferentes caminos. El ejemplo más claro, y el que mejor conozco, es el de Bunbury, que salió del un grupo rockero y probó suerte con la música electrónica para después saltar al sabor mediterráneo, los tangos, las rancheras, los boleros, el country, el palo... y el rock, pero otro tipo de rock. Encontró su camino a base de explorar.
Y es por eso que aún debes tenerle fe a lo que haga Amaia, porque es una artista de las buenas y si es lista sabrá escapar de la alargada sombra de la oreja.
Eso sí, no esperes más de lo mismo, porque si es lista, hará otra cosa, y entonces la primera vez que lo escuches te dará ganas de vomitar. No. Dale la oportunidad que se merece como artista a la que tanto has admirado y seguido y deja que su nuevo disco, cuando lo saque, te empape. Y ya decidirás más tarde si te gusta o no.
Por cierto, del resto de opciones bueno, vale, pero entre el pop y el rock, me quedo con el Rock and Roll, hermano!
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