domingo, marzo 02, 2008

¡Vaya manos, chicas! (I)


Casi se me corta la digestión, acabo de ver a Aznar con un jersey rosa, acompañando a Rajoy en la plaza de toros. Esta mañana me desperté leyendo un poco de su filosofía, pero creo que no había ninguna carta en la que hablara del vestuario... Don Hipólito Maestre no lo hubiera llevado con más soltura.

Aunque el día de la mujer trabajadora no es hasta el sábado, estos días he estado viendo películas de temática y/o autoría femenina. Espero completar la tríada esta noche con Lejos de ella, que fue escrita y dirigida por Sarah Polley y con Julie Christie, ninguna pudo llevarse el Oscar.

Las dos que he visto son fábulas feministas protagonizadas por mujeres que consiguen sus objetivos con el trabajo de sus manos... En circunstancias bastante diferentes. Ambas combinan con buen tino elementos dramáticos y cómicos. Pero hay una que viene marcada por la tragedia, debido a la fatal manera en la que su creadora encontró el fin a su existencia.

Me refiero a La camarera. No, aquí en España no ha llamado mucho la atención. Cuando yo estuve, precisamente, en California, se anunciaba con buenas críticas en los diarios gratuitos. Luego me enteré de que Adrienne Shelly, su directora, actriz y guionista, fue asesinada después de terminarla. De una manera tan barata y abyecta que ganas me dan por una vez de que el Governator le diga Hasta la vista, baby a su verdugo. Ella fue a quejarse a un vecino porque armaba mucho ruido, y este se la cargó sin más. Innoble fin para una carrera floreciente.

Temi a ratos que pudiera ser una mezcla entre la serie que Keri Russel, la camarera de marras, protagonizaba antes, Felicity, y Anatomía de Grey, por eso de que tiene un doctor atractivo en bata. Pero no, es cursi en alguna ocasión, como los pasteles que jalonan todo el filme, pero nunca llega a convertirse en la clásica comedia romántica. Es una historia de superación femenina.

¿Verdad que Hollywood es incomprensible? Por ejemplo, la clásica cortinilla de muertos en la gala de los Oscar. Siempre hay olvidos imperdonables. Por ejemplo, esta directora. Y, sin embargo, dan mucha coba a Heath Ledger, que si no se suicidió al menos lo estaba buscando. ¿Ni siquiera una triste nominación post-mortem al mejor guión? No. El cupo de comedias con embarazadas está cerrado, ya se lo dieron a Juno, con esa protagonista mil veces más repelente que esta camarerita. Claro, esta película se estrenó en primavera. Qué memoria más mala...

Es una historia sencilla, pero que tiene bastantes destellos de chispa. Me gusta, por ejemplo, que la camarera exprese sus estados de ánimo imaginándose varios tipos de pasteles. No me gusta que le escriba al bebé en su diario, es de esos recursos que encuentro cursi. Me gusta que intercale momentos amargos con la inclusión del marido violento, algo de bastante actualidad en nuestro país. Parece como si la autora estuviera profetizando su fatal destino a manos de un hombre que ni siquiera puede llegar a llamarse hombre.

Eso sí, el final me resultó bastante previsible porque WARNING SPOILERS! (es lo que se suele decir, pero si no vais a verla os importarán un carajo los spoilers) me imaginaba que: a) Le daría la patada al subnormal del marido. No era para menos. b) El viejo cascarrabias le dejaría su dinero. Era necesario para que pudiera empezar una vida nueva. c) No estaba seguro de si dejaría al ginecólogo o no. Pero bueno. Era normal. Fue un buen polvo pero... En eso se quedó.

En fin, que os la recomiendo de todos modos. No puedo quitarme de la cabeza al rosado Ánsar, pero voy a ver si puedo estudiar lo que me queda de Lengua y ya el próximo día os hablo de la segunda peli, y esta si que me ha parecido genial: Irina Palm. Lo de las manos iba, sobre todo, por ella. Estas pequeñas joyitas, hay que saber encontrarlas.

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