Ayer pensé que pudiera ser consecuencia del yermo neuronal que me creó el examen de Lengua. Hoy, más sosegado, creo que la razón no es impulsiva. El espíritu de Vagos y Maleantes no debe quedar en el olvido. Yo la di a luz, para luego desarrollarla en la colectividad. Y, aunque a veces reniegue de ella como otros de sus progenitores, en el fondo añoro su esencia como una de las mejores fases de mi último período en Madrid. La recupero, poco me importa que sea arte o no porque ese es un concepto subjetivo, y si la risa no es un arte, por lo menos sí que es una terapia, eso está ampliamente comprobado. Pero seguir con los rodajes ahora mismo me es imposible, de ahí que recurra a lo más socorrido, el blog. Mi tercer blog, y su creación no es gratuita en absouto:
Os necesité para la serie y ahora os necesito para crear este nuevo espacio. Solo el tiempo podrá decir si merece la pena o no. A día de hoy, para mí sí la merece, ya lo creo. Echo de menos a mis criaturas, a mis niños. Gracias a ellos puedo desplegar un grado de locura que en mi existencia cotidiana sería muy mal visto. He aquí tres pilares, tres facetas de mi ser: Abrasadores, Poesía, Vagos y Maleantes.
Que vivan todos ellos.
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