Una buena manera de relajarse para rendir más en los estudios es degustar buen cine, no me refiero solo a cine de evasión, aunque también es una opción válida. El pasado fin de semana he visto tres buenas pelis: Antes de que el diablo sepa que has muerto; Deseo, Peligro; y Rebobine, por favor. La mejor es la primera. A la segunda le sobra media hora. Y la tercera, aún siendo la peor, es la más entrañable, y la que me dispongo a comentar.
Lo que más me gustó de ella, claro está, es que pude identificarme con el mensaje: todos tenemos la capacidad de crear, de sacar esa creatividad que llevamos dentro aunque sea del modo más cutre posible. Viendo esas suecadas, esas versiones de andar por casa de grandes éxitos fílmicos, a uno se le vuelve la mente una década atrás, cuando empezábamos con esas delirantes copias de Psicosis o Expediente X. No hace faltar ir tan lejos. Hopewell ha sabido remontar el vuelo, pero aquí uno es incorregible, jeje, y aún el año pasado ahí tenemos esa suecada de El exorcista que ha llegado ya a trece mil internautas, bastantes más de los que pudiéramos pensar en un principio. Hay un giro en la trama, que no conviene desvelar, pero que tiene que ver con el choque entre las grandes multinacionales y el humilde negocio de los nerds protagonistas. Me recordó que, debido a la presión de cierta discográfica, hemos tenido que retirar el capítulo de Hitch goes to San Francisco, porque ellos tienen los derechos del himno hippy sobre el que se vertebra el episodio. Snif. Ya solo quedan nueve.
Y ese elogio del VHS frente al DVD que contiene la película, ahora que al segundo formato tampoco es que le quede mucho... Es cierto. ¿Qué pasará con el VHS? Nosotros tenemos bastantes vídeos con esos proyectos del pasado: Selektivity, El ser reprimido, tonterías varias... ¿Seremos capaces de reproducirlas en el futuro? Bueno, siempre quedará algún aparato, a modo de antigualla. Hay que contar con la nostalgia de la gente, al igual que yo aún conservo mi Super Nintendo jeje...
La verdad es que este curso he echado mucho de menos no poder rodar cualquier cosa, por abominable que sea. Si tuviera un ordenador más potente, le metería un buen programa de edición. Y rodaría cualquier mamonada, aunque fuera ese corto protagonizado por muñecos en el cual todos tenían mi voz y se movían menos que un cadáver. En fin. Por ahora mejor me dedico a la prosa, la poesía, el guión, otras ramas artísticas... Y a la filolología, claro, jeje. A ver, la gente de Madrid, si podéis seguir con lo de Independizados para que el espíritu no se pierda. Yo, hasta que alguna de mis otras obras no produzca algo de cash para renovar mi equipo, creo que dejaré mis sueños de cine para más adelante...
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