Pues si esto es una inocentada no tiene maldita la gracia. Porque con esta Navidad se ha escenificado el antiguo de proverbio que reza: Estamos teniendo un gran día, pero seguro que viene alguien y lo jode. Ha habido un primer período magnífico, del 22 al 25, que ha tenido un poco de todo: cena de amigos en la Competencia (la única que ha respetado la puta fiebre), salida por el Húmedo, Trivial, tapas, Moleskines, por supuesto la Nochebuena con su concursito... Y un día de Navidad que por suerte ya no tuvo discusiones ridículas sobre vascos y andaluces, pero me temo que también fue gafe a la hora de infectarme. Pero es que no lo entiendo, la verdad. Que se coja tal trancazo después de una noche de juerga a tope, bueno, todavía. Pero, ¿tiene sentido el tener que postrarse en la cama por salir una hora a la calle? ¿Qué mal he hecho para que se me castigue de esta manera? Y no ha habido para mí cena de primos ni siquiera la de clase, que con tanta ilusión planeamos hace una semana. Ya no era cosa de quedarse en casa, sino de que con 38 o 39 grados ni siquiera en casa puedes hacer nada. Y es que, las tres últimas gripes que he padecido, han coincidido con visitas de amigos de fuera (casi todos están fuera), y ninguna en período lectivo. ¡No se puede decir al menos que estos virus no me ayuden en el estudio!
Poz nada. Tras el boicot a sendas cenas, parece que las aguas vuelven a su cauce y ya recupero temperatura normal, aunque no por ello esté mejor, que me está costando un huevo escribir esto, pero había que actualizar un poco el blog...
Bueno, al menos se me respetará el derecho a comenzar el año de la misma y lamentable manera que todos los anteriores, ¿o no?
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