martes, marzo 10, 2009

Escandinavia.


Acabo de bajar en el bus con una joven profesora polaca que ha venido a darnos un seminario sobre la literatura creada por mujeres a lo largo de la historia de su muy católico país. La conclusión a la que llegó, y es algo que también podría aplicarse a la literatura lgtb, es que más allá de las etiquetas lo que importa es que sea buena o mala literatura.

Le comenté que una de mis ideas para el futuro, tras acabar la carrera, era la posibilidad de trabajar en alguna universidad extranjera, aunque sin especificar que el este de Europa no es que sea una zona que me atraiga mucho, merced a la aún devastadora herencia comunista. Este año, si el gobernador de Libia así lo estima, comenzaré el tercer curso y creo que ya es hora de ir mirando un poquito para adelante. Esta es una mera idea; no la toméis como oráculo ni tampoco como desprecio hacia los familiares y amigos que tengo tanto en León como en el resto de España. Mi elucubración es, simplemente, que tras cinco años aquí puede que tenga ganas de nuevos aires. Lo que luego suceda solo lo saben las Moiras, ¿verdad Hopewell?

Sobre todo, creo que sería bueno para mi inspiración (depende del sitio también, claro) No es que aquí no escriba, ya veis que en este blog suelo hacerlo cada par de días, pero me falta algo... Creo que estoy acumulando un montón de experiencias vitales que me inspiran pero que, luego a la hora de plasmarlas en papel, necesitaría un ambiente más neutral para llevarlas a cabo. Como Truman Capote, que solía irse al extranjero para escapar de las distracciones neoyorquinas (salvando las distancias, desde luego) Quizá el problema no sea el ambiente sino yo, pero bueno, ese ya sería otro punto a tratar.

De lo que os iba a escribir antes de ir a Madrid era del ciclo escandinavo. No me refiero a las sagas, a esos precedentes de Tolkien con Odín y toda su troupe liándola parda, no, sino a mi propio ciclo escandinavo. De cuando hace más de diez años fui a Finlandia virgen (del todo, honesto es confesarlo) y en el intervalo hasta el viaje a Suecia muchas cosas han cambiado, la mayoría a mejor por suerte. Solo me faltan Islandia, de la que ya hablé, Dinamarca y Noruega. Creo que es hora de pedir asesoramiento a Paconcio el Vagabundo, ducho conocedor de estos ambientes. Eso sí, no estoy hablando ahora de irme a vivir allí, nope, tan solo de visita. Un objetivo bastante asequible, creo yo; no es como esas metas que te pones solo por motivarte, como ganar el premio Nobel o el Oscar. Aunque este año me esté dando por los viajecitos a nivel nacional, prefiero ahorrarme algunos de ellos si es para en el futuro poder hacer esos otros.

Esa es mi idea, el resto ya lo decidirá el fatum.

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