viernes, julio 16, 2010

A tope de batas.

He visto hoy un reportaje sobre las carreras a las que aspiran los nuevos universitarios y, todo sea dicho, no hay grandes sorpresas. A la espera de ver si ponen Medicina (cosa que dudo, la tónica es quitar carreras y no ponerlas) parece que, aunque iletrados, vamos a tener una excelente salud, tanto nosotros como nuestras mascotas. La mayoría de los alumnos se apuntan a Enfermería, Veterinaria, Fisioterapia y Ciencias del Deporte. Ahora la Selectividad ha cambiado y se puede alcanzar hasta catorce puntos, ¡nada menos! No se cómo será ahora, pero no me cabe duda de que más sencilla que en mis tiempos, y no es que me quiera colgar medallas. Cabe pensar que los exámenes de Inglés ya no serán corregidos por la colonia de monos de Gibraltar, si no es así no puedo explicarme cómo fui suspendido tras sacar una media de Sobresaliente en esta materia durante el bachillerato. Y no fui el único... En el grado de Lengua Española y su Literatura ya mendigan a gente con cinco, y si les dejaran seguramente cogerían hasta con cuatro. De todos modos, la cosa tampoco pinta tan mal en proporción. De 25 plazas, se han apuntado 15, y eso es un abismo en comparación con los seis o siete españoles que solemos ir a clase. El próximo curso lo presiento bastante vacío, veremos si los Erasmus nos salvan y no se eliminan demasiadas optativas. Claro que quizá en la repesca (segunda, tercera, vete tú a saber qué opción) aterrice más gente en mi recién metamorfoseada carrera. Quizá comiencen a disiparse esos absurdos mitos de que en la misma no puede encontrarse trabajo. Quizá algunos de esos enfermeros, enfermeras y futuros profesionales en el bienestar del cuerpo opten por ocuparse del bienestar de la mente (me atrevería a decir del espíritu), por lo menos yo siento mi cabeza más sana desde que he continuado esta carrera.
En fin. Ellos sabrán lo que se pierden. Por lo que a mí respecta, este es mi mes virgen (de estudio). El que viene volveré a currar, lo cierto es que julio está siendo muy poco proclive a la disciplina. Es natural. Mi cuerpo se rebela, prefiere distraerse machacando titanes en el Age of Mythology y leer volúmenes atrasados antes que establecer una plantilla de trabajo para la novela. Pero eso no quiere decir que la haya abandonado, ni mucho menos. En todo caso, cuando siga confío en colgar los capítulos atrasados, será bueno refrescar la memoria, empezando por la del propio escritor...

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