miércoles, febrero 14, 2007

Frikis y sexo


De todo cabe en ese enorme mosaico multicultural que son los Estados Unidos de América. Desde palurdos que recogen gallinas a un dólar la hora, hasta parejas liberales de la metrópoli por excelencia, que deciden hacer una relación a tres bandas.

Los frikis y el sexo nunca se han llevado muy bien. Al menos con el sexo de verdad. Aquí tenemos dos películas que se contraponen. Por un lado, unos personajes que con su frikismo, rayano en el retardo mental, pierden toda oportunidad de contacto sexual, aunque también ahí habrá sorpresas. Por el otro, varias personas que también tienen problemas de esta índole, aunque no precisamente por abstención.

Napoleon Dynamite es la primera. Yo tenía mis dudas sobre si sería para tanto el fenómeno que había creado. Tras verla, creo que es un clásico desde ya. Una reinvención del cine de nerds e institutos, que da la vuelta a los tópicos de manera inteligente. Y desternillante, al menos para mí, porque me lo pasé a lo grande. No importa que el final feliz sea forzado. ¡Es el triunfo del freak power! Aunque dicen que no es tan bueno, habrá que dar una oportunidad al siguiente largo de Jared Hess, Super Nacho. Por lo que a mí respecta, solo diré, como pone en la camiseta: ¡Vote for Pedro!

Quizá lo que más llame la atención de Shortbus sea que las escenas de sexo sean explícitas. Vamos, que la gente folle de verdad. Abstenerse Opus y gente a la que le haya gustado El gran silencio. A los demás, decir que no es para tanto. Que ni hay tantas escenas ni son tan duras. En una peli porno tú no vas a analizar el guión, y este filme tiene un gran guión, del también director Jhon Cameron Mitchell, divertido, muchas veces dramático y de diálogos chispeantes. Hay que tener un par para hacer una película así ante la ola reaccionaria de Bush, ahora en feliz decadencia. De eso habla el film, de una ciudad de Nueva York que, tras pasar por la paranoia del sida en los 80 con Reagan, y la paranoia post 11S con el tío de la silla eléctrica, aún mantiene un espíritu libertario escenificado en el bar que da nombre al filme. en el cual, como pone en el póster, la gente se reúne para hablar de política, de arte, música, bailar, beber.... y practicar sexo todos con todos, de manera segura eso sí. Es en este club donde se desarrollan los mejores momentos. Lo del huevo vibrador no tiene precio.

Las recomiendo las dos aún a riesgo de reacciones coléricas. A fin de cuentas, que levante la mano quien no haya visto un pene erecto.

1 comentario:

Unknown dijo...

JA JA JA...

Ojala tuviera yo una de esas maquinas del tiempo que sale en NAPOLEON DYNAMITE...

Esa peli es especial.

De las que mas me hicieron reir... FRIKI O NO... yo soy uno de esos que votaria por PEDRO... eso seguro.

WENDELL G