martes, enero 29, 2008

POP & ROCK (Parte II)


29 – 1 – 08

No bebes, no fumas, no follas. ¿De qué vives, gilipollas? Reza así el adagio clásico, y yo la semana pasada he tenido un poco de todo eso. Vicios, sí, pero vicios en pequeñas dosis necesarias para una feliz consecución de la meta. Y como sea que hemos llegado a la misma con tiempo, alabemos dicho maquiavelismo. Para quienes, como yo, echen de menos el blog de Alicia, me disculparé por no entrar en detalles.
Hoy no he venido aquí a hablar mucho del presente, más bien del pasado, en concreto de tres hechos que me llevan a arrojar mi mirada nada menos que una década atrás. Se dice pronto, pero… Son estos:

1) Ayer vi el filme Súpersalidos (súper parida de traducción) Sin atreverme a ponerlo en las recomendaciones de la semana, tampoco es que sea despreciable. Destaco tres puntos:
a) Es opinión extendida que tiene mayor calidad que la mayoría de pelis de teenagers salidos (o súper) Pero, añado yo, eso no es algo que sea mérito excesivo. Como se dice en el relato de H. G. Wells que acabo de comentar: In the country of the blind, one-eyed man is King.
b) El catetismo de la crítica llega a extremos insondables. Esto no es comedia renovada, si acaso reciclada. Y, desde luego, que le otorguen la misma clasificación que a Casablanca, El padrino, El apartamento o Los pájaros me asquea de manera tal que ganas me dan de pasarme a Dirigido y Cahiers du Cinema.
Es muy divertida, hilarante a ratos (la primera media hora); aburrida y zafia en otros (la fiesta de los colgados); empalagosa en su conclusión… Recae en el mismo defecto que su especie: bajo esa capa tan cargadamente sexual, aunque sin desnudos, subyace una moralina conservadora. Y es de señalar que, después de los cientos de expresiones homofóbicas que pueblan la cinta, al final los dos chavales solo pueden ser capaces de demostrar ternura entre ellos mismos.
c) Lo que más me gustó fue el tono marcadamente autobiográfico. No en vano, los guionistas no han utilizado subterfugio para camuflarse en la piel de los protagonistas y les han llamado como ellos. Al ser demiurgos de su propio mundo, pueden cambiar el pasado a su antojo. Y a eso me suena el idealizado plano final. Y es el único punto en común que tiene con los Abrasadores.

Me lo dijo con buen tino el amigo JoshRoyal. Esa odisea para comprar alcohol no hubiera tenido sentido para nosotros a esa edad, como tampoco lo hubiese tenido el fiestón de chalé con piscina. En otros aspectos sí podríamos estar identificados con los personajes.
Aunque, para mí, es como mirarme en un espejo del callejón del Gato. Me cuesta verme reflejado, creer que alguna vez yo fuera así desde la perspectiva actual. Pero hace una década nosotros íbamos al cine a ver American Pie y cosas por el estilo (y años más tarde American Pie 2 los alumnos de toda una escuela de cine. Eso es más grave) Pese a esta especie de viaje en el tiempo en el que me estoy metiendo, yo me niego a seguir representando ese papel. No lo necesito. Yo siempre he creído que no importa cómo se empieza, sino cómo se acaba.

2) Un ejercicio parecido al de Súpersalidos, aunque con un fondo y una forma en otra clara onda, es el que me propongo comenzar yo esta tarde. Como me planteé hace semanas, voy a empezar un nuevo capítulo de la primera novela de los Abrasadores, no será el único, dentro de una remodelación que voy a llevar a cabo con el único fin de mejorarla y tenerla a punto para una posible comercialización, que no sea a costa de mi bolsillo. Si acierto o no, eso lo tendréis que juzgar vosotros. Ha habido una gran lucha entre dos proyectos en prosa, cada uno con sus propios partidarios: este que voy a hacer, y otro que he titulado de manera provisional Lazarillo del Bernesga y que me encantaría empezar si no fuera porque los Abrasadores son mis hijos y, ya lo dijo Rouco, la familia es lo primero.
Este capítulo tiene cierta semejanza con el filme de Greg Mottola en cuanto a que está ambientado en un colegio (¿habrá colegios católicos en el año 2046?), los protas son pelín más jóvenes y se habla de temas parecidos de la forma más franca posible. Pero menos gruesa, de cara a alcanzar un espectro más amplio de público.
Yo también aprovecho para ajustar cuentas con el pasado, idealizando a un personaje que jamás existió y al que quise haber conocido y querido. Son trampas que nos podemos permitir.
Aunque, puestos a escoger, si hay una figura que justifique el ponerme a escribir, ese es un tipo de origen real, uno de mis personajes favoritos: don Hipólito Maestre. Si alguien ve a Nacho, que le diga que me será imposible escribir sus diálogos sin acordarme de él. Pero que Congo tendrá que esperar un poco…
Finalmente, he de señalar algo: en los Abrasadores habrá acción. Y fantasía. Pero también realismo. Considero que una buena mezcla de todos estos ingredientes es imprescindible para el resultado que busco. Allá se queden los imitadores de Harry Potter que solo buscan millones.
Yo busco algo que no se haya hecho nunca antes.

3) Entre otros y muy interesantes libros, estoy leyendo uno acerca de The Doors, que me he apropiado de mala manera porque era de mi hermano Pedro, el fanático oficial porque tenía todos los discos (de vinilo) en casa, y de ahí, al igual que Héroes, mamé yo el gusto. Estoy en la parte de canciones, ya acabé la biografía. Me sorprendió que, si en ciertos aspectos estoy a kilómetros, en otros soy sorprendentemente parecido a Jim Morrison. Dentro de lo que cabe, desde luego, porque de lo contrario me quedaría un año de vida.
Yo no siempre fui tan aficionado a la música como ahora. Mi primer cd musical fue de The Doors. Corría el año 1998 y, para conseguirlo, yo tuve que subirme también a un escenario. Aunque pocos dieran un duro por mí, yo estaba empeñado en mostrar nuevas facetas de mi ser. Y lo logré, con triplete y todo. En el fondo, es una historia muy friki, como la anterior, buen material por si Hollywood llega a contratarme. En el play-back interpreté a alguien en las antípodas de Jim Morrison, Julio Iglesias. Claro que, por entonces, aún no existía Youtube. Ganamos, y de premio yo escogí ese doble cd de grandes éxitos, ante las poco finas elecciones de mis compañeros (¿Cuál pillaste tú, Hopewell) Mientras escribo esto, suena Light my fire. Soberbia. Esta y otras me han acompañado desde casi siempre. Les tenía algo apartados, pero gracias a otro hermano, Claudia, que me puso la peli de Oliver Stone sobre el grupo, volví a coger el gusanillo.

Tengo conclusiones acerca de estos vaivenes musicales, también otros recuerdos que me llevan hacia ese año, pero los dejaré para una tercera y última entrega, que creo estar abusando de vuestra paciencia, amados lectores.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí supersalidos no me gustó especialmente. Sin duda la mejor película teen es Chicas Malas. Es bastante lo más. Y el lunes empieza en A3 Física o Química, una serie de teens de Boomerang que también promete!!!

Anónimo dijo...

Hola, Luis.
Baltimore no solo es la ciudad de Poe (el equipo de futbol se llama "Los cuervos", la cerveza loacal se llama "Cuervo", etc...) sino que tambien es de John Waters (vi el otro dia Hairspray en Broadway, me gusto mucho) y de muchos frikis. Por ejemplo, en Baltimore esta el Visionary Art Museum, de arte "brut" y "visionario", no tiene desperdicio. Ciudad portuaria y proletaria, con encanto. Te esperamos!
Paco

Luis dijo...

Hola Paco, gracias por el ofrecimiento. Pero antes me gustaría hacer un viaje que tú me recomendaste, y de eso hablaré en la tercera entrega del post.
A Cooler he de decirle que si, veré Chicas Malas, con una Linsday Lohan antes de caer en picado, pero no creo que vea esa serie, porque veo poco la tele, ni siquiera Herederos. Aunque, eso sí, he visto el tráiler, y creo que se por qué no soy aún guionista de TV. Si me pidieran un guión, les enviaría uno en el que todos los personajes se juntaran en corro para debatir sobre por qué este se está convirtiendo en un país de analfabetos. Y nadie follaría, claro.
Aunque, eso sí, si yo llego a profesor, ¡ya quisiera para mí alumnos tan potentes! (Con 17 años están en el límite legal...)