martes, junio 23, 2009

Anatomías y asesinatos.


En efecto, anoche vi el remake de Viernes 13, y me hizo tanta gracia que incluso tomé notas, como si estuviera en una clase de la Escuela de Cine. Analicemos algunos puntos de su estructura:


Hay dos prólogos, a falta de uno. El primero coincide con los títulos de crédito y recrea el desenlace de la película fundacional de la saga. No lo quiero destripar, nunca mejor dicho, pero incluso yo, que no soy seguidor de la serie, se que en esa el asesino no es el hijo con la careta, sino la madre. Así pues, ya tenemos un punto de encuentro entre el pasado ochentero y el presente.


El segundo prólogo es tan largo que yo pensé que se trataba del primer acto. Se ve lo típico: dos parejas y un nerd van de acampada a ver si hallan una plantación de marihuana. Y resulta que a la media hora (casi) todos están muertos, y sale el cartelón de Viernes 13. ¡Mosquis! Y yo que pensaba que estos iban a ser los protagonistas... Salvando las distancias, parecía como la estrategia de Hitchcock en Psicosis.


Dos prólogos, y dos grupos de idiotas dispuestos a ser sacrificados como víctimas. El segundo es más extenso, contiene un par de parejas rubias y guapas y también dos frikis para dar diversidad, uno negro y el otro asiático, ambos porreros y onanistas. Aparece también el protagonista en sí, y una serie de palurdos que nunca pueden faltar en escenarios de este tipo.


El resto, para qué hablar. Hay algún detalle icónico, como la manera en la que Jason consigue su máscara. Hay un último susto tan previsible que ni me molestaré en ponerlo. Se cumplen las normas no escritas del género: si alguien moja, la palma. Y vaya si lo hacen, hay toda clase de tetas: tetas con aceite, tetas con agua, y tetas solas asimismo, sin aditamentos aunque quizá con algo de relleno.


Aunque no sea una revisión paródica, hay humor tanto voluntario como involuntario. Como fuera que ayer estaba perezoso, no quise llegar en mi experimento a apuntar la gran cantidad de frases chorras que se sueltan. Quizá recuerde alguna, como botón de muestra:


- Tío: A mí no me gusta el pescado. Tía: A mí no me dices eso...


¿Suficientemente deprimente? Pues para qué soltar más. Hoy es San Juan, noche de brujas que dicen, o al menos de hogueras, así que habrá que salir a ver si quemamos nuestros malos deseos, o al menos los atenuamos un poco. ¡A pasarlo bien!

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