viernes, julio 01, 2011

Pequeñas mentiras sin importancia.


Puede que no fuera la mejor idea eso de meterme una peli de dos horas y media tras acabar el último examen de este larguísimo y, a ratos, pesadísimo curso, sobre todo teniendo en cuenta que dicho examen no ha sido de los más redondos, sin que espere catear. Con todo, lo hice, y no me arrepiento aunque ese tipo de duración me suena más a grandes producciones con elfos o magos y no a una película intimista sobre un grupo de amigos.
Pequeñas mentiras sin importancia, así han traducido el título, lo de sin importancia es un colgajo añadido que no entiendo muy bien, porque esas mentirijillas sí que tienen importancia en el filme, ya lo creo. El actor Guillaume Canet ha sufrido un cierto acceso de elefantiasis, en su faceta de director y guionista, dejando que la obra se le desborde un poco. Él no actúa, pero sí su novia, o mujer, en todo caso su pareja, Marion Cotillard, que interpreta a una bisexual que tiende a echar a sus partenaires de su casa una vez el sexo ha concluido; no obstante, sí tiene una relación de más enjundia con el personaje cuyo accidente marca el comienzo y desarrollo del filme.
Amantes de las historias corales, bienvenidos. Como suele suceder en esta clase de historias, el grado de interés de cada trama es variado. La película parece plantearse la conveniencia o no de mantener este tipo de mentiras, a veces más pequeñas, a veces más grandes, a veces sostenidas durante mucho tiempo y a veces se diría que casi imposibles de sacar a flote. En el principio hay una confesión, inesperada, que acarreará hostilidad abierta o encubierta durante el resto de la historia. En ocasiones ese es el precio de sincerarse, si bien hacia el final la catarsis parece borrar esas pequeñas rencillas en un frente de amistad y dolor común. Porque no todo va a ser divertirse en el mar haciendo esquí acuático y cenar queso con vino a la luz de las estrellas, la tragicomedia deriva hacia lo trágico, como lección moral explícita aunque, por mi parte, no inesperada, ya suponía un broche así como colofón.
En fin, que aunque peque de sobreabundancia en varios flancos (metraje, canciones, sobreactuación de actores por momentos) creo que es una interesante reflexión sobre la amistad, ambientada en esta época veraniega en la que por fin puedo decir que he entrado de pleno derecho.

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