sábado, julio 09, 2011

LOS CERDOS. Entrega 35.

Ari, ya entrada la madrugada, se sentía con poco ánimo hacia el sueño. Unas horas antes había dispuesto montarse, por su propia cuenta, otra noche de ron y pollo, pero la bebida, a fin de cuentas un elemento depresor, no la había animado, tampoco el pollo frito que deglutió con avidez infinita, en perjuicio de su adiposidad. Al menos sí intentó ambientarse poniendo a todo trapo un disco de aquella música que tanto disgustaba a Jonás, cuya machacona melodía podía escucharse desde el patio, pese a la tardía hora.

En ese entorno de ruido y aletargamiento, Ari fue capaz de escuchar que llamaban a la puerta, con firmeza aunque no insistencia. En un principio temió lo peor, que hubiera regresado su antiguo novio, o el otro novio, su vecino, en ambos casos con intenciones funestas para su persona.

De haber bajado un poco el equipo de audio podría haber escuchado cómo Jonás la llamaba, para así tranquilizarla y evitar sospechas. Finalmente, Ari le vislumbró por una rendija, y suspirando le dejó que pasara.

- ¡Gracias a Dios, Jonás! Temía que fueras otra persona.

- Pues no temas, creo que ya no habrá peligro… Te estaba llamando, quizá si bajaras esa supuesta música que tienes… Me distrae un poco para hablarte.

Ari le sonrió y fue a realizar su sugerencia. Su vecino estaba recién arreglado, había dejado su uniforme, recibido una intensa ducha durante la cual se enjabonó a conciencia todas las partes de su cuerpo, y dilapidado medio frasco de colonia para eliminar cualquier residuo de su actividad pasada.

- Hueles muy bien…- le piropeó Ari.

- Gracias. Por aquí también huele de maravilla. ¿Pollo?

- Sí. ¿Gustas?

- Te lo agradezco, pero esta noche ando con el estómago un poco delicado. Una copa sí te aceptaré, francamente la necesito.

Jonás se sentó en el sofá, mientras Ari se la preparaba. Estaba agotado, pero no podría descansar hasta que no expresara de algún modo lo que llevaba dentro.

- Tengo ganas de pillar la cama pronto- confesó- Solo espero que no tenga que dormir en un calabozo…

Ante el gesto de preocupación de Ari, Jonás le enseñó los dientes en una mueca de burla.

- No, ¿eh? No creo. El problema se ha solucionado. Y no espero más, al menos no más por hoy.

- Jonás, no habrás vuelto a sacar la escopeta, ¿verdad?

- No… Con esos niñatos que tenemos de vecinos no me pareció que mereciera la pena. Ya no nos volverán a molestar. Sobre todo a ti, porque yo no tengo claro por cuánto tiempo me voy a quedar en esta casa. La verdad es que preferiría no entrar en muchos detalles, no he venido a contarte eso.

- ¿Al menos me podrás decir si ha habido mucha violencia?

- No la ha habido. Vivimos en un mundo de apariencias, ¿verdad? Muchas veces basta con aparentar violencia, es más cómodo para ambos contendientes. ¡Venga acá ese ron!

Jonás se refrescó con un trago, que le entonó lo suficiente para continuar.

- Te agradezco lo que has hecho- dijo Ari, acomodándose junto a él en el sofá- Pues sí que pareces muy cansado, Jonás. Quédate a dormir. No es una insinuación, ¡ja, ja! Vete a mi cama y si quieres me puedo quedar yo aquí en el sofá.

En ese entonces, fueron las carcajadas de Jonás las que la interrumpieron.

- ¡Vamos, no fastidies! ¿Estás en tu casa y vas a dormir en el sofá? Me quedo contigo, sin problema. No se si habrá pasado algo entre nosotros. Si ha pasado, tanto mejor, pero esta noche dudo que pueda repetirse. Estoy hecho polvo, sí, y estoy nervioso por lo que pueda suceder mañana. Aunque todavía me parece mentira, he logrado quedar con Penélope.

- ¡Ah! Esa es tu antigua…

- Lo que sea- concluyó Jonás- No me planteo qué significa para mí, pero había perdido ya casi toda esperanza de volver a verla. Acabo de recibir un mensaje suyo. Va a venir mañana, pero no te creas que a quedarse. Viene de paso, por lo que parece, y no es que me haya comentado hacia dónde. Al menos ha tenido la gentileza de darme esa oportunidad de charlar.

- ¿Sigues enamorado de ella?

Jonás se quedó abstraído durante unos instantes.

- ¿Lo estuve alguna vez? Ese término de enamorado es demasiado fuerte para mi gusto. No se si es amor. ¿Se merecería ella que yo estuviese enamorado? Bueno, es un comentario un tanto pedante por mi parte. Lo único que tengo claro es que me costaría aceptar que desapareciese de mi vida… para siempre.

Ari se quedó pensativa mientras asimilaba aquellos confusos sentimientos de Jonás, que acabaron por confundir los suyos. Con todo, levantó su copa para chocarla con la de su compañero.

- ¡Pues enhorabuena, Jonás! Aprovecha esa oportunidad, no te creas que salen de la nada. Si necesitas charlar conmigo sobre eso, tendrás todo mi apoyo. Y te lo debo. He disfrutado contigo, Jonás. En el buen sentido, ¿eh? Ja, ja. Pero igual mañana mejor, esta noche no da más de sí. ¿Nos vamos a la cama?

- Vayamos, mientras todavía pueda levantarme de aquí.

Ambos se tomaron mutuamente como punto de apoyo para enderezarse del asiento e irse a hundir en un plácido descanso.

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