viernes, octubre 27, 2006

El espíritu de Jack


Se acerca Halloween, una festividad que siempre me ha parecido tan fascinante, que me hubiera vuelto yanqui solo por celebrarla bien. Inspiradora además de una de esas películas, Pesadilla antes de Navidad, que te pillan en la barrera entre la infancia y la adolescencia, marcándote quizá por ello, a mí al menos.
Este año me siento imbuido del espíritu de Jack Skellington. Él quería atrapar el espíritu de la Navidad, que aún queda un poco lejana pese a que en mi curro ya anden con los arbolitos y las estrellas. Si yo alargo la Navidad en dos meses no es por seguir el comercialismo del Corte Inglés. Busco algo, una amalgama de ideas y proyectos que den un giro de timón a esta existencia matritense que, sin ser mala, sí hace aguas por varios lados. Sin curro a la vista, se puede partir de cero para demostrar que merece la pena estar aquí. Y no lo merecerá, con todos mis respetos para quienes allí trabajen, enrolándose en otro Rodilla, Blockbuster o gran almacén.
Así que, como dice la canción, ¿Qué es?
Los días que restan, por ser pocos, se hacen largos. No tiene importancia. Eso entraba dentro de mis expectativas.

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