viernes, enero 19, 2007

Conversaciones con un señor de derechas


El surrealismo me persigue, incluso cuando ya no estoy en León. En el viaje de venida, por razones que no me son explicables, me tocó sentarme al lado del único paisano que tenía ganas de ser parlanchín. No es el anciano de la foto, pero necesitaba poner la foto de alguien mayor, y tampoco me confesó si era de derechas, pero eso son cosas que me imagino. Y, después de los hechos acaecidos en la última semana, la verdad es que una conversación incansable sobre temas autorizados para los públicos al menos me distrajo un poco. Y fue algo agradable que no se suele dar mucho a diario. Ni siquiera me comí el sandwich, que luego entregué a un mendigo del metro que dijo tener cáncer, debo suponer que así fuera.
¿Por qué será que todo el mundo da por hecho que tengo novia? Bueno, es el consuelo que me queda. He aquí mi regreso a Madrid. Y daré gracias al señor Gallardón, mejor dicho, darán gracias mis músculos, por las escaleras mecánicas del metro, o quizá por la ausencia de ellas...

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