jueves, agosto 02, 2007

Elogio de la locura


Este martes quedé con Oli para una de nuestras reuniones literarias regadas por cerveza, esta vez con razón de sobra justificada, un calor que ataca directamente la creatividad. Íbamos a garlar sobre un nuevo proyecto, esta vez de tinte más dramático. Con toques de comedia. Yo no creo en los dramas puros. Para eso ya está el paisano del que hablaba en el post anterior. Yo la hubiera celebrado por el centro, pero el hecho de no escoger terreno neutral dio lugar a que se viera convertida en un debate a dos bandas sobre la serie Vagos y Maleantes, entre el compañero de piso de Oli, Rubén, su amigo el Lute, y nosotros dos. Huelga decir quién estaba a favor y quién en contra.
Pero a mí las críticas sobre esa serie no me afectan. Básicamente, porque ya las preveía desde el mismo instante en que estaba siendo concebida. Mi intención no era ganar premios, desde luego. Solo quería hacer una serie de humor cuyo primer espectador fuera yo mismo. En España no se hacen series cómicas que a mí me gusten, por eso he tenido que crearla. Claro, que mi humor no es para todos los gustos. Es muy fácil hacer drama. Pones a un tío muriéndose porque tiene sida, y a todos les va a dar pena. Pero el humor es muy subjetivo. Sale alguien operándose a sí mismo de fimosis, y no todos van a reirse. Ya en su serie antecesora, Little Britain, había cosas que hasta mí me parecían de lamentable gusto. Pero es o lo tomas o lo dejas. Como la hacemos nosotros mismos, tenemos todo el derecho a ser lo salvajes que queramos sin que haya nadie que nos diga qué cortar.
Yo respeto todas las opiniones. A quienes vieran el primer par de episodios y luego lo dejaran, es una postura coherente, pero se perdieron los mejores capítulos. A quienes se quejan de los fallos técnicos, ahí estoy de acuerdo que se podría haber mejorado, pero tampoco podíamos pedir maravillas. A quienes no votaban ni dejaban comentarios, cinco minutos de su tiempo hubieran bastado para ayudarnos en una empresa que quizá ellos despreciaban pero yo al menos siempre me tomé bastante en serio. A Juancho, gracias por la web que mi torpeza ha impedido colgar. A todos los que nos han visto, votado, comentado, añadido a favoritos, apoyado, y por supuesto a todo el equipo de la serie, incluso a quienes se fueron avergonzados de la misma, digo gracias, y que esto no es un hasta siempre. Ya me gustaría iniciar una nueva temporada de la serie, pero ya lo dijo Víctor Hugo, la vida es una tragicomedia, y ahora toca el lado amargo de la existencia. Nadie nos ha obligado desde luego a girar ahora hacia el drama, era nuestra propia necesidad y ganas de experimentar.
De todos modos, hay algo que es una verdad evidente. Y es que la comedia, pese a ser más difícil, nunca será tan valorada como la tragedia. Ya desde la Antigüedad pasaba esto. Por eso se lee más a Sófocles que a Aristófanes.

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